La crisis sanitaria que sacude al mundo desde hace ya dos años ha introducido infinidad de cambios en la sociedad, y ni siquiera la Iglesia católica ha logrado escapar de su impacto. Al igual que en el resto de España, en Segovia hay un fenómeno que se ha extendido en los últimos años: la reducción progresiva del número de bautizos. Mientras que en 2018 se llevaron a cabo 668 celebraciones de este tipo en la capital y al año siguiente la disminución fue mínima (658), en 2020 se produjo una drástica caída del 68,39% (208) –aún se desconocen los datos de 2021. Esto no solo se debe al descenso continuado de la natalidad en la provincia, sino también a la llamada ‘crisis de fe’ que se propaga con fuerza en la población y a la pandemia, que impidió el desarrollo de multitud de eventos.
Cerca del 60% de la población española se definió como católica el pasado año, de acuerdo con el CIS. Pero lo cierto es que la Iglesia parece estar “perdiendo la batalla católica” en la infancia y la juventud, de acuerdo con el Vicario de Pastoral de la diócesis de Segovia, Francisco Jimeno, de ahí que considere que la caída es “evidente” en los matrimonios más jóvenes, dado que “no han sido evangelizados y no tienen una aversión firme a la fe cristiana”.
Aunque este no es un “problema” exclusivo de la provincia, sino que es el reflejo de una situación generalizada en España. La laicización de la población es ya una “evidencia”, según Jimeno.
Adentrarse en la religión
El bautismo de niños se reduce, pero no ocurre lo mismo con el de adultos. El Vicario de Pastoral está preparando a dos de sus monaguillos de la parroquia de San Lorenzo, de 11 y 14 años, para que puedan bautizarse. Son latinoamericanos, un “mundo” que, a su juicio, está haciendo que el descenso de bautizos sea menor.
Cada año, la diócesis de Segovia imparte cursos de formación cristiana a cerca de una quincena de jóvenes, para que puedan acceder al bautizo o la confirmación. Es por ello, precisamente, por lo que son muchos los padres que optan por bautizar a sus hijos para facilitarles el posterior acceso a otros sacramentos. En cambio, hay quienes prefieren que sean estos los que después elijan libremente su religión. “A los padres hay que respetarlos”, sostiene Jimeno, aunque cree que esto tiene sus “riesgos” porque es “complicado” que después se adentren en el catolicismo.
Así, el descenso de la natalidad en Segovia, la pandemia y la laicización de la población están dejando su huella también en una ceremonia cristiana que tan instaurada parecía estar en la sociedad.
