Un Bien de interés cultural (BIC) es una figura jurídica de protección del patrimonio histórico español, tanto mueble como inmueble. Es una forma que las Comunidades Autónomas tienen de otorgar una mayor protección a esos elementos de especial valor dentro de su territorio. Actualmente existen más de 30.000 bienes declarados en este registro dentro de España, de los cuales 2.627 pertenecen a Castilla y León. Una cifra a la que se ha llegado tras los 17 expedientes antiguos de patrimonio que habían sido solicitados para ser declarados como BIC y que se han aprobado en esta legislatura (desde abril de 2022)… y es muy probable que sean aún más antes de que el actual Gobierno finalice su mandato en 2026.
Y es que el consejero de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León, Gonzalo Santonja, anunció la semana pasada que a lo largo de la legislatura se resolverán los 44 expedientes pendientes de declaraciones de Bienes de Interés Cultural con los que se encontró el equipo de Gobierno cuando tomó posesión. Siete de ellos, incluso, se cerrarán antes de que acabe este año. En su intervención, Santonja aseguró no podía ser que expedientes con mucho retraso acumulado sigan abiertos, como el del Palacio Municipal de Ágreda (Soria), que llevaba esperando desde 1973. El consejero no quiso valorar estas demoras, asegurando que él “no denuncia a nadie” y se dedica a afrontar los problemas “que tengo encima de la mesa”, sin preocuparse de lo que pasó antes. Además, reconoció el “buen trabajo” que vienen realizando los servicios técnicos y territoriales de Patrimonio e insistió en que su voluntad inequívoca es la de resolver los problemas.
EN SEGOVIA
Dentro de la provincia de Segovia, hay 242 elementos declarados como Bien de Interés Cultural. Y, desde que empezará la actual legislatura el año pasado, se han aprobado otras siete declaraciones con solicitudes antiguas, siendo la provincia de la Comunidad que más ha ganado desde entonces en este aspecto. Una de las más celebradas fue, sin duda, la del Teatro Juan Bravo. Construido entre 1915 y 1917 en la Plaza Mayor, este centro cultural y artístico de la capital provincial llevaba desde 1983 esperando la resolución. Casi 40 años en los que muchos hasta habían olvidado que se había realizado esta petición.
Aunque el Juan Bravo no es el monumento segoviano que más paciencia ha tenido. El que más tiempo llevaba sin resolución es la Casa del Sello de Paños, cuya solicitud se envió allá por 1973. Algo que sorprende teniendo el gran valor que esta fábrica tuvo para la industria textil en Castilla y León, siendo la primera de su tipo en la Comunidad en el siglo XVI. Situada en la Calle San Francisco, cerca del Acueducto, hoy en día, es una de las sedes de la Diputación Provincial.

Más cerca aún del Acueducto se encuentra el instituto Mariano Quintanilla, uno de los más antiguos de España con 160 años de historia. Antiguo colegio de jesuitas, cuenta con una apreciada fachada barroca construida durante restauración que se realizó a mediados del siglo XVIII, tras un incendio en el que se perdieron el resto de las pertenencias conventuales. Una desgracia que supo aprovecharse para realizar algo más espléndido y que la Junta ha sabido valorar como BIC (aunque ha tardado, ya que su expediente se abrió en 1981).
Otro monumento que también ha tenido que esperar bastante su aprobación es la Casa-Palacio de los Ayala Berganza. Construido entre finales del siglo XV y principios del XVI, en la época de transición gótico-renacentista, y situado en el barrio de San Millán. La familia Ayala Berganza, de gran importancia y poder en Segovia, fue su propietaria hasta su final 1687. La casa pasó por distintas manos hasta que fue comprada por un comerciante francés, Alejandro Bahin, que fue asesinado en su interior, hecho por el que se la conoció a partir de entonces como la ‘Casa del Crimen’. A principios del siglo XX fue alquilada por el pintor y ceramista Daniel Zuloaga para su estudio. Y tras sucesivos usos y transformaciones, en la actualidad el edificio se usa como hotel.
Aunque para palacios el Marquesado de Lozoya y el de los González de Sepúlveda. El primero está en el Casco Antiguo de Segovia y data del siglo XIII, al que corresponden los muros de sillarejo menudo fraguado con barro. De portada románica y patio gótico, la decoración de su fachada inicia los primeros esgrafiados de la ciudad. Mientras, el segundo es el único BIC recientemente aprobado fuera de la capital provincial, concretamente en Sebúlcor, en el núcleo San Miguel de Neguera. Se trata de un palacio en ruinas situado fuera de la villa, de origen medieval (finales del siglo XV), fundado por la familia González de Sepúlveda, y de estilo gótico civil.
Por último, a las orillas del río Eresma, en el barrio incorporado de Zamarramala, se puede encontrar el Molino de los Señores, construcción que ocupa el solar del antiguo molino medieval desaparecido mencionado en un documento fechado en 1136. En él, se destaca su importancia histórica como el primer edificio civil para uso industrial de Segovia. Ubicado en un entorno de elevado valor natural, el molino se une la vertiente paisajística que su propia existencia ha contribuido a preservar. Perdida su función, en la actualidad ha sido objeto de un proceso de rehabilitación.
LA IGLESIA DE SANTIAGO
Pero, como ya hemos dicho, la Junta de Castilla y León va a aprobar más monumentos que están a la espera de ser declarados como Bien de Interés Cultural. Y, entre ellos, hay uno más de Segovia, que servirá para aumentar la lista de la provincia a 243. Se trata de la iglesia de Santiago, en el municipio de Turégano, cuya aprobación podría llegar a lo largo del mes de diciembre de este mismo año.
Este templo se sitúa en el casco urbano del mencionado pueblo, en una plazuela de trazo irregular del mismo nombre junto a la plaza mayor. De origen románico, su construcción ha sido objeto de numerosas transformaciones, por lo que su imagen actual presenta una mezcla de distintas épocas y estilos constructivos. Testigos de estas épocas son el ábside románico, el arco triunfal apuntado gótico del presbiterio, el cuerpo de la capilla barroca en la cabecera de la iglesia a la derecha del altar mayor y la torre, rematada asimismo en estilo barroco.

Uno de los puntos más interesantes dela iglesia de Santiago es el retablo románico de piedra del siglo XII, que se mantuvo oculto hasta el año 2002, cuando, tras una restauración, se recuperó un conjunto escultórico monumental románico de principios del siglo XIII, con su policromía original. Se trata de un retablo de piedra románico constituido por una pareja de relieves historiados que, entre columnas acodilladas, flanqueaban la ventana central del ábside, que permanecía oculto tras el retablo barroco. De hecho, para que ambos fueran visibles, se llevó a cabo una adecuación y recuperación del espacio, respetando la evolución histórica del templo, de forma que se desplazó el retablo mayor hasta el comienzo del presbiterio, lo que permite deambular por su parte posterior y la perfecta contemplación de ambas obras.
Con esta declaración, Turégano tendría ya tres elementos de patrimonio como Bien de Interés Cultural. Además de la iglesia de Santiago, también estaría la de San Cristóbal, obra románica de finales del siglo XII o comienzos del XIII construida con sillares de piedra y mampostería, y el Castillo del municipio, una fortaleza de, aproximadamente, el mismo periodo situada sobre un promontorio y que constituye la imagen más representativa de la localidad.
