Este es un periodo clave. Es una de las manifestaciones culturales y populares de mayor atractivo para los viajeros. Tal es así, que el sector turístico advierte de que, si no alcanzan el 100%, “la Semana Santa va a ser mala”. Y, por el momento, no lo han hecho; el nivel de ocupación del turismo rural aún ronda el 85%, mientras que todavía se desconocen los datos de la capital segoviana, que la Concejalía del área revelará en los próximos días. En ambos casos, confían en que las reservas de última hora, condicionadas por la meteorología, mejoren unos datos que se resienten por el impacto de la inflación.

En comparación con los fines de semana “normales”, la Semana Santa “siempre es buena porque lo habitual es que se llene todo”, según el presidente de la asociación de turismo rural y activo de Segovia, Gerardo Otero. Esta está siendo “un poco más floja” que en los años anteriores a la pandemia, puesto que hace un mes que apenas registran nuevas solicitudes, a pesar de que es frecuente que la mayoría de las reservas para Semana Santa se realicen con “mucha antelación”. De ahí que el sector se muestre “un poco preocupado” ante el temor a no alcanzar el 100% de ocupación, lo que podría perjudicar sus cuentas anuales.

Aunque no creen que puedan colgar el cartel de completo, no descartan aproximarse a las cifras de 2019, puesto que tienen sus expectativas puestas en que los madrileños, su mercado “más potente”, aumenten las reservas de última hora. “Si el resto del turismo nacional no ha reservado ya, no creemos que vaya a hacerlo”, garantiza Otero. No obstante, los datos ya son mejores que los de 2021 y 2020, cuando su actividad se vio muy limitada. “Estuvimos cerrados”, recuerda.

Entre el 13 de abril, Miércoles Santo, y el 17 de este mismo mes, Domingo de Pascua, se registrarán los días “fuertes”, en los que se concentrará la demanda, lo que hace que el fin de semana anterior y posterior “se resientan”.

Un nuevo hándicap

El turismo ha sido uno de los sectores más dañados por la actual crisis sanitaria y, ahora, vuelve a verse perjudicado por un nuevo problema; la inflación. Desde el sector, consideran que la pérdida de poder adquisitivo será uno de los principales hándicaps de 2022. “Las familias empiezan a notar que tienen que controlar los gastos y el turismo es lo primero que se resiente”, lamenta Otero.

A ello hay que añadir la guerra en Ucrania, que provocó “un hundimiento de las reservas de finales de febrero y principios de marzo”, tal y como explica el concejal de Turismo, Miguel Merino, lo que genera una situación “incierta” con respecto a la evolución del sector en el primer trimestre del año. Sin embargo, alega que la demanda empezó a repuntar en la segunda quincena de marzo. “Las circunstancias son tan inauditas, que son poco comparables a cualquier otro momento vivido”, subraya.

Entre los destinos favoritos

Castilla y León está entre los destinos favoritos por los viajeros. De hecho, la Comunidad se posiciona en el primer puesto del ranking autonómico, con un 19% de ocupación. Por su parte, Segovia se sitúa entre las provincias más demandadas. Esta cuenta con una “gran ventaja”: la proximidad con la capital de España. Esta cercanía ayudó al sector a contrarrestar las pérdidas a las que tuvo que hacer frente a causa de los cierres perimetrales y las restricciones de movilidad que impedían la llegada de parte del turismo nacional y, en especial, del internacional.

De hecho, los municipios segovianos que tienen mayor “tirón” son aquellos próximos a Madrid; “El eje desde El Espinar hasta la zona de Riaza”, manifiesta Otero. Aunque a estos se unen otras localidades como Pedraza, Sepúlveda, Turégano o La Granja.

Además, Segovia ofrece una amplia lista de actividades que se pueden realizar en su territorio, a las que ahora se suman también las procesiones y los actos culturales que se organizan con motivo de la Semana Santa. Si el tiempo lo permite, el turismo activo podrá recobrar su vida, con las actividades de piraguas en las Hoces del Río Duratón o las rutas de senderismo, por ejemplo.

Tras la eliminación de las restricciones, el turismo fue reviviendo de forma paulatina, a pesar de que tuvo un “bache” en Navidad, debido al aumento de la incidencia. Es por ello por lo que, con la incertidumbre generada por la guerra en Ucrania y la inflación, esperan una Semana Santa de ‘resurrección’.