Entre los años 1975 y 2022, las islas Baleares incrementaron su población en un 101%, de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística, un fenómeno que abarca la mayoría del arco mediterráneo. Almería, Alicante, Málaga, Girona, crecieron entre un 80 y un 85% en ese periodo, donde se asienta la industria y el turismo, en definitiva la actividad económica.
El crecimiento poblacional de esas provincias se ha producido a costa básicamente del abandono de la España rural, en efecto Zamora y Ourense han perdido uno de cada tres habitantes desde 1975, mientras que uno de cada cinco en el caso de Lugo, Soria, Ávila, Palencia y Teruel. El origen de esa decadencia poblacional de la España vaciada es la falta de oportunidades laborales, la ausencia de servicios y de una oferta cultural y de ocio.
Los residuos de la actividad agrícola, ganadera y forestal, la biomasa, pueden ser aprovechados en la generación de energía o para la elaboración de infinidad de productos dentro de la llamada economía circular: biocombustibles avanzados, biomateriales, biofármacos, biocosméticos, etc.
Una industria que ayudaría a mantener actividad económica en el medio rural y evitar su despoblación, acompañada con la digitalización, la mejora de las comunicaciones y de las dotaciones sanitarias y educativas. De acuerdo al cuarto Inventario Forestal Nacional de año 2020, Segovia contaba algo más de la mitad de la superficie corresponde al uso forestal, y un porcentaje menor, de algo más del 44%, está ocupado por el uso agrícola, mientras que el uso artificial supone algo más del 3% de la superficie provincial. Por otra parte, de las más de 360.000 hectáreas que ocupa el uso forestal provincial, el 71% son monte arbolado, compuesto en su gran mayoría por bosques.
Las existencias de los bosques segovianos, en cifras redondas, ascienden a 98 millones de pies mayores, 24 millones de metros cúbicos de madera y algo más de 97 millones de pies menores. La superficie forestal arbolada de la provincia de Segovia se compone de diferentes formaciones arboladas, por orden de importancia según su extensión destacan: pinares de Pinus pinaster, pinares de pino albar (Pinus sylvestris), encinares (Quercus ilex) y melojares (Quercus pyrenaica) que suman el 71% de la superficie arbolada, alrededor del 70% de los pies mayores, casi el 66% de los pies menores, y algo más del 83% de las existencias maderables de la provincia. En relación con la madera muerta, en este caso los bosques ribereños, choperas de producción y los pinares de pino albar (Pinus sylvestris) son las formaciones con mayor densidad de madera muerta, frente a sabinares albares (Juniperus thurifera) y encinares (Quercus ilex) que presentan los valores más bajos de este parámetro. A nivel de especie, algo más del 67% de total del volumen de madera muerta se concentra en dos especies, Pinus pinaster y Pinus sylvestris. Una biomasa a partir de residuos y podas del arbolado que puede utilizarse para la producción de energía, entre otros usos.
Por ejemplo, ENSO, grupo líder en energías renovables, ha firmado un acuerdo con la Cooperativa ACOR, de manera que la nueva planta de generación con la utilización de biomasa producirá 346.000 toneladas de vapor para uso de la cooperativa, más de 45.000 MWh de electricidad, y evitará la emisión de 60.000 toneladas de CO2 por el consumo de gas, junto con la creación de 30 puestos de trabajo directos y 60 indirectos. Las cifras son evidentes, en 2021 el sector de la biomasa facturó más de 5.355 millones de euros, con 45.451 empleos y 1.777 millones de recaudación fiscal. Un sector que genera beneficios económicos y sociales, al mismo tiempo que contribuye a la descarbonización del planeta mediante la reutilización de residuos vegetales y animales, además previene los incendios y potencia la economía circular.
La proximidad al origen de los residuos es clave para reducir costes operativos y logísticos asociados, por ello sería viable la construcción de una planta de cogeneración de energía eléctrica en Tierra de Pinares, que aproveche la biomasa forestal de nuestra provincia. También sería conveniente la creación de plantas de tratamiento de purines para la producción de biogás con los residuos provenientes de nuestra cabaña de porcino. Una solución para el tratamiento y gestión sostenible de los estiércoles líquidos, adecuándose a la normativa actual y a las previsibles legislaciones más restrictivas, que se avecinan como consecuencia de la transposición de las leyes comunitarias. Con la generación de biogás se reduce el impacto ambiental de las explotaciones de porcino y mejora su aceptación social, lo que puede permitiría la autorización de las nuevas explotaciones ahora en tramitación con 1.000 millones de euros de nueva inversión. Una nueva apuesta para la lucha contra la despoblación del medio rural segoviano.
