A la espera de poder despertar del “mal sueño” de la pandemia , la Real Academia de San Quirce abrió ayer un nuevo curso académico marcado por la evolución de una crisis sanitaria que este año ha dado al traste con gran parte de la programación prevista para 2020, pero que no ha cercenado la actividad investigadora y divulgativa de esta institución.
El acto inaugural tuvo lugar a puerta cerrada, pero las nuevas tecnologías hicieron posible su difusión por ‘streaming’ a través de la página de Facebook de la Real Academia; sistema que ha sido empleado recientemente para completar el ciclo de conferencias de Historia de Segovia aplazadas por el confinamiento de los últimos meses.
El director de la Real Academia de San Quirce, Rafael Cantalejo, aseguró que el balance de actividades de este año hace “memoria amarga” por las calamitosas repercusiones de la Covid-19 y aseguró que la institución ha realizado un esfuerzo añadido “para no desfallecer y no dejar todas las actividades por el camino” en el año de celebración de su primer centenario.
Así, en la memoria del pasado curso –dada a conocer por el vicedirector Juan Luis García Hourcade– se recoge no sin dolor la suspensión de algunas de las actividades más emblemáticas como el curso de Pintores Pensionados o el Aula Andrés Laguna, así como los esfuerzos para reconducir otras de manera telemática como el Curso de Historia de Segovia.
Pese a ello, la Real Academia ha mantenido la labor divulgativa a través de las publicaciones de la colección ‘Segovia al paso’ o la de la revista ‘Estudios Segovianos’, cuyo número 118 verá la luz próximamente, así como los dos primeros tomos de la ‘Historia de Segovia’ que estarán dedicados a la prehistoria y a la romanización.
La conferencia inaugural del curso fue pronunciada por el académico numerario y secretario de la institución Enrique Gallego Lázaro, que disertó sobre ‘Notas históricas sobre el Campo Azálvaro durante el siglo XIX’. Tras la conferencia, tuvo lugar la entrega de diplomas a Álvaro Gil Robles, Joaquín Lois Cabello y Luis Moro Merino como académicos correspondientes, así como el diploma de académico honorario a Aurelio Quintanilla Fisac.
