Rompió los esquemas de la programática. De las faenas de hotel. La originalidad llegó de las muñecas de David Galván. Un torero maduro y sereno que firmó una sentida obra cargada de improvisión y personalidad. El diestro de San Fernando se desligó de los preceptos costumbristas que encadenan el toreo moderno y se movió por los instintos del corazón. Pura inspiración gaditana. Paseó una oreja de peso para entrar en el apartado de acontecimientos de la feria de San Isidro 2024. Un importante aval para sus apoderados.
Se lidió un encierro de la ganadería de El Torero, con mucha leña por delante, que cumplió en la suerte de varas. Completaron la tarde los toledanos Álvaro Lorenzo, con un lote con opciones, y Ángel Téllez, con más actitud que precisión.

LA MADUREZ DE GALVÁN
La cornamenta del primero de El Torero era dos afiladas guadañas. Dos velas que taparon en cierto modo la morfología del astado, estrecho de los cuartos traseros, aunque fue serio de expresión y tuvo cuello para embestir. En el inicio desarmó a Galván, pero el gaditano tras el tanteo en los primeros tercios le vio cualidades y brindó al público. El toro tuvo son, prontitud, movilidad y duración, aunque sin entrega. Galván dejó muestras de gusto y sentimiento, en una faena larga y parca de emoción. Habilidad con la espada para atravesar la tapia de los pitones. Recogió una ovación a su labor.
Después, Galván firmó una faena diferente, original, cargada de personalidad y reminiscencia. Una obra de tintes artísticos a un toro alto, de mucha alzada. Roto y desmallado inició el trasteo de muleta. Genuflexo, asentado y relajado dejó un comienzo para el recuerdo. El astado, noble y soso. Derroche de poso y torería por parte del diestro de San Fernando, que terminó en los medios, con detalles por bajo, para cobrar un certero espadazo. Importante actuación del gaditano, que paseó una oreja de peso.

LORENZO, CON LOTE
Cornalón y ofensivo. Armado por delante como para una guerra. De manos cortas y suelto de carnes fue el primero del lote de Lorenzo, que empujó en el caballo en el primer puyazo. El toledano instrumentó su actuación con tandas cortas templadas; mientras que el astado tuvo clase, nobleza y buena condición, aunque sin fondo. La faena no cogió vuelo y Lorenzo tuvo que entrar a matar hasta en tres ocasiones.
Más entonado estuvo con el quinto de la tarde, un toro encastado y con transmisión. Lorenzo estuvo templado, aunque en ocasiones un tanto despegado, ante un animal que llevaba premio. Había que apostarle y, aunque el diestro dejó pases estéticos y de buena composición, hubo altibajos en la faena y se le terminó yendo el toro. Tampoco redondeó a espadas.

TÉLLEZ PASA A LA ENFERMERÍA
El tercer toro fue más basto y con menos arboladura que los dos primeros. Cumplió en varas y tuvo un peligro sordo en sus embestidas. Bravo y encastado. Un tifón que requería dominio y poder. Téllez tuvo que tragar, en una actuación en la que, entre el ojo clínico de Madrid, la continúa recolocación del diestro y la exigencia de ejemplar, se convirtió en un largo trance que terminó sumiéndose en la apatía. Borrón con el acero.
Cerró la tarde un astado de buena hechuras, bajo y con cuello, con el que Téllez demostró actitud, pero no pudo ir más allá de justificarse. Logró pases estimables ante un toro que se quedaba corto. Pese a la insistencia y riesgo ofreció el diestro de Mora, la actuación quedó inmersa en la indiferencia. Despertó del letargo el público, al jugarse su torso por manoletinos. Resultó cogido de frente, pero volvió a la cara del animal para ejercer la suerte suprema y terminó estrellándose, escuchando dos avisos. Tuvo que pasar a la Enfermería.
Ficha
Plaza de Toros de Las Ventas (Madrid). 11º festejo de la Feria de San Isidro. 15.462 espectadores. Toros de El Torero, serios, amplios de cuerna y con opciones.
David Galván, ovación y oreja.
Álvaro Lorenzo, silencio (aviso) y silencio (aviso).
Ángel Téllez, silencio (aviso) y silencio (dos avisos).
Los banderilleros Juan Carlos Rey y Juan Navazo se desmonteraron tras parear al cuarto y sexto respectivamente.
