Terminan las clases y rápido cogen ‘los trastos’ para acudir a la Escuela Taurina. Hasta el término municipal de La Higuera, en la Finca ‘Los Cerros’, se desplazan tres veces por semana una docena de jóvenes, de edades comprendidas entre los 11 y los 19 años, para entrenar. Para sentirse toreros. Un sueño. Allí, en medio de la naturaleza, al abrigo del aire puro y de la libertad del toro bravo, son felices. Los delata una sonrisa entre la ternura y la picardía. La ilusión de ‘andar’ en torero.
Una escuela de valores, que aprenden a través de la mano y la experiencia del torero segoviano Emilio de Frutos. El director del centro taurino pule con tacto y delicadeza, con las palabras y el tono adecuado, las carencias lógicas que conlleva un proceso de evolución. El respeto entre maestro y alumno resulta clave en la transmisión de conocimientos y detalles para ir limando la progresión de las jóvenes promesas. Un proceso de formación bonito a la par que complicado. No precisamente de flores, pero en el que también tiene lugar el disfrute propio de un niño.

Unos van con pleno convencimiento de ‘querer ser’ torero y otros van a probar y conocer este mundo. Unos son de Morante de la Puebla; otros de Roca Rey. Todos tienen cabida; y todos sueñan con hacerse un hueco en los carteles. La ilusión como bastión. La naturalidad y la inocencia como forma de canalizar su fervor por los toros. Los más aventajados, ya han debutado de luces esta temporada. Jorge Oliva, Daniel Hernández y Jesús Manso ya saben los que es triunfar con un vestido de alamares. Y no solo eso, sino que además han hecho el paseíllo en numerosas plazas. En el caso de Oliva, ha sumando una quincena de festejos saliendo en hombros en la mayoría. Asimismo, ha llegado a compartir festivales como nombres de máxima envergadura en el toreo como son José Ortega Cano o Juan Serrano ‘Finito de Córdoba’.
Hernández y Manso, por su parte, han dejado su impronta de cara a continuar evidenciando su evolución la próxima campaña. Además, Jaime Hermosa sumó su primera clase práctica en público en septiembre en Santa María la Real de Nieva. Pequeños grandes logros que la Escuela de Segovia va añadiendo a su corta pero ya contrarrestada trayectoria. Esta temporada el centro formativo de La Higuera ha tenido representación en plazas como Segovia capital, Valsaín, Carbonero el Mayor, Cantimpalos, Mozoncillo, Prádena, La Lastrilla, Turégano, Pedraza, Navas de San Antonio, Cabezuela o Colmenar Viejo (Madrid), entre otras.

Luego están Cristian González y Alejandro Pérez, ambos con buenas maneras, y los más jóvenes: Lola Sanz, Joaquín López, Pablo Romerín, Álex Torán y Jacobo Otero. A todos ellos, se suma Cayetano de Frutos, hijo del director de la Escuela Provincial, que apunta maneras con apenas 5 años. El pasado jueves, la Escuela Taurina dio por cerrado su tercer curso con un tentadero con becerros y un novillo de los hierros de la Finca de Los Cerros. En esta sesión práctica todos los alumnos pudieron mostrar sus capacidades, en un entretenido encuentro para los protagonistas y familiares. Hubo espacio para los pupilos más contrastados y también para los más nóveles, con divertidas intervenciones de rodillas por parte de Romerín y Torán. En palabras de Emilio de Frutos, el balance de esta campaña es “muy positivo”: “Tienen una evolución muy buena y mucha afición. La voluntad y la predisposición ayuda mucho y están muy mentalizados en el toreo. Ojalá alguno llegue lejos”.

Un centro inédito actualmente en la provincia y que cada año gana más adeptos, ajeno a ayudas de las administraciones como pueden recibir otras iniciativas de formación base como las escuelas de golf o hípica o las actividades de esquí o pádel. El plazo de inscripción de la Escuela Taurina de cara al curso que viene se abrirá en enero con vistas a comenzar la cuarta edición en torno al 1 de febrero. Que nadie les quite la ilusión.

