Seguro que el lector también ha venido observando que, paulatinamente, se va perdiendo, va disminuyendo, la intensidad de los focos que “animan” la vista nocturna de nuestros monumentos. Como siempre hay excepciones, alguno se libra de ello, concretamente la muralla, que felizmente sigue contando con una intensa dotación lumínica, que contribuye a que, desde la plaza de acceso al Alcázar, haga que destaque más la perdida de esa luz que va sufriendo la Catedral, que por alguno de sus costados, frente a focos de excesiva intensidad, el resto van perdiendo fuerza, y muy especialmente los que afectan a la majestuosa torre.
Supongo que los servicios municipales correspondientes y responsables del tema lo tendrán ya observado y anotado, aunque no parece que capítulo alguno de los nuevos presupuestos aludan directamente al tema; ¿podría ir incluido en alguno de los apartados “Alumbrado” o “Mantenimiento de edificios públicos”?
Porque este servicio de iluminación artística corre a cargo directo de la Concejalía de Obras, Infraestructuras y Servicios, que tiene a su cargo la iluminación artística del Ayuntamiento, Acueducto, Catedral, Alcázar, Muralla, monasterios de El Parral y San Vicente el Real, Casa de los Picos, Postigo del Consuelo, Alhóndiga y las iglesias de San Martín, San Esteban, San Lorenzo, San Andrés, San Justo, El Salvador, San Millán y la ex de San Juan de los Caballeros.
Este tema me trae el recuerdo de la primera iluminación de que se dotó al Acueducto. Fue en noviembre de 1963; el proyecto estuvo a cargo del técnico municipal Remigio Sombría, y la realización del mismo se encargó a la empresa Electrodo. Conservo una foto de aquella efeméride que me regaló el amigo Sombría.
Luego, en marzo de 1964, a raíz de una visita del entonces ministro de Obras Públicas, Jorge Vigón, se encargó un nuevo proyecto a la Dirección General de Arquitectura, que puso la obra en manos de Industria Eléctrica Francisco Benito Delgado, de Madrid, que inicialmente instaló proyectores de diversa intensidad a un lado y otro del puente. En abril de 1965 el Consejo de Ministros declaró urgente la realización de proyectos de iluminación artística del Acueducto. Pasan los años y en 1972 el ministro de la Vivienda, señor Mortes, promete que para el 18 de julio de ese mismo año estarían dotados de iluminación artística, con carácter provisional, otros quince monumentos, incluidos iglesias y palacios, por lo que el citado 18 de Julio de 1972, los entonces príncipes Don Juan Carlos de Borbón y Doña Sofía procedieron a encender las nuevas iluminaciones desde el Mirador del Terminillo. Acompañaron a los príncipes cuatro ministros y otros altos cargos. Tras la inauguración, no volvieron a encenderse las iluminaciones hasta pasado un cierto tiempo, por lo que el alcalde, Juan López Miguel, tuvo que dar explicaciones en el sentido de que el Ministerio de la Vivienda iba a llevar a cabo los trabajos precisos para que todos los grupos de focos quedaran perfectamente instalados y los cables de conducción eléctrica fueran situados bajo tierra o bien emplazados en las paredes de algunos edificios. También se iba a instalar en una dependencia municipal un sistema de interconexiones para poder dar la iluminación en todos los monumentos a la vez. Terminadas estas obras, el Ministerio de la Vivienda entregó al Ayuntamiento las mismas, dejándolas ya a su cargo.
A propósito del tema, por alguna dependencia municipal supongo que se conservará un pequeño folleto titulado “Bases metodológicas para la iluminación de conjuntos históricos (Documento de propuestas)”, que fue redactado y aprobado en Madrid a 19 de mayo de 2014, por miembros de las corporaciones municipales afectadas, entre ellos una ex concejala de nuestro Ayuntamiento.
