Los hosteleros segovianos han pasado de lanzar sus platos al suelo como rito del banquete del cochinillo, a romperlos como forma de protesta por la crítica situación tan que sufren desde hace meses. Este gesto típico del interior de los restaurantes segovianos, se ha trasladado a la calle. Se repitió ayer en otras 32 ciudades españolas, y continuará haciéndose cada semana mientras no se tomen medidas que compensen al sector.
En esta primera convocatoria de protestas, que tuvo lugar ante la Subdelegación del Gobierno y la Delegación Territorial de la Junta, reunió a cerca de 200 profesionales de la hostelería y el turismo, empresarios y trabajadores.
Portaron carteles en los que podían leerse mensajes como ‘SOS Hostelería’ o ‘Miles de familias en la ruina’, los hosteleros materializaron su malestar por las duras consecuencias que generan las restricciones impuestas, junto a la falta de ayudas directas, como se están aplicando en otros países.
El presidente de la asociación Hostelería y Turismo de Segovia, Jesús Castellanos, dijo que desde que comenzó la pandemia ha cerrado un quince por ciento de los establecimientos. Pero advirtió de que si continúan las restricciones y siguen sin llegar ayudas, la cifra de cierres definitivos pueda llegar al cincuenta por ciento a final de año.
“La hostelería es segura. Nosotros cumplimos con las medidas de higiene que nos imponen. Ahora deben cumplir los políticos”, dijo Castellanos a la vez que acusó a los políticos de “improvisar” y aplicar medidas distintas en unas regiones y otras. “Castilla y León tiene la mayor tasa de paro y también de Covid; y nosotros seguimos abandonados”.
Por su parte, el hostelero José María Ruiz también mostró su descontento con la situación. “No sabemos cuándo se va a poder abrir. Estamos en una incertidumbre total ante la falta de perspectivas”, dijo este empresario del que dependen más de un centenar de familias, pues sus trabajadores se encuentran en ERTE y peligra el futuro laboral de una gran parte de la plantilla.
Esther Núñez, integrante también de la directiva de la asociación Hostelería y Turismo de Segovia, responsabilizó directamente a la Junta de Castilla y León: “Comparándonos con Madrid, donde se mantiene abierta la hostelería y el toque de queda es más corto, la situación sanitaria allí no es mucho peor que en Castilla y León”, afirmó.
Enrique Arranz, otro de los hosteleros presentes en la manifestación y con varios trabajadores a su cargo afirmó: “El problema sigue, cada se hace más difícil continuar; y lo peor es que no vemos el final de esta crisis”.
Los hosteleros segovianos estuvieron arropados por Andrés Ortega, presidente de la Federación Empresarial Segoviana (FES), que se sumó a la protesta, vigilada en todo momento por varios agentes de la Policía Nacional.
El grupo municipal del PP emitió un manifiesto de apoyo a los hosteleros en el que su portavoz, Pablo Pérez, indicó: “Es lógico que estén cansados. Es uno de los sectores más afectados por las restricciones que se han tenido que tomar y su situación está al límite. Las ayudas del gobierno municipal socialista y de IU han sido prácticamente inexistentes”.
En el manifiesto leído ayer por el presidente de los hosteleros segovianos, Jesús Castellanos, añadió: “Estamos rotos económica y anímicamente”. “Estos platos rotos no los podemos pagar nosotros; hemos cumplido con toda la normativa sanitaria, respetando escrupulosamente para dar la mayor seguridad a nuestros clientes. Hemos sido conscientes de la nueva situación desde el minuto uno y hemos decidido tirar para adelante sin protestar, trabajando con todas las limitaciones posibles, con multitud de restricciones, sin apenas facturar. Pero aún así, nos habéis vuelto a culpabilizar… Ya advertimos de lo que iba a pasar en navidades (…). Los contagios se han dado en las reuniones familiares. Estabais avisados”.
Recordaron por último que se ha visto a la hostelería como “un blanco fácil” por parte de las administraciones porque no es un sector que acostumbre a “alzar la voz”. Y subrayaron que la hostelería y el turismo representan el principal motor económico de la provincia, como la Renault en Valladolid o Palencia, donde se les ayuda cuando tienen problemas.
