Desde el siglo XVIII, cuando Carlos III, de la mano del Conde de Gazola, crea el Real Colegio de Artillería en el Alcázar de Segovia, la costumbre manda que sea un profesor destacado quien ofrezca la lección inaugural. En 1764 fue el jesuita y matemático Antonio Eximeno, a quien el subdirector y jefe de estudios actual de la institución de formación militar, el teniente coronel Javier Alonso Herranz, ha recordado con una cita que habla de “lograr por medio de la buena educación el conocimiento científico, necesario e inexcusable, para desempeñar el servicio de la Artillería…”
La primer lección del curso 2019/2020 en la Academia de Artillería, a cargo de Alonso Herranz, es buen ejemplo de la unión de valores heredados, a través de la historia de la propia institución, con los objetivos de futuro.
La lección empezó con otra cita: “Cuando una educación noble e ilustrada despeja el entendimiento y fortalece el corazón, aunque no alcance a transformar en héroes todos los jóvenes que la reciben, tiene una gran probabilidad de predisponer a muchos y de conseguir algunos”. Es del Mariscal de Campo Martín García Loygorri e Ichaso, director general del Cuerpo de Artillería en 1814 y está plasmada en una placa de mármol en el ala este del Patio de Orden de la sede de San Francisco.
La educación “noble e ilustrada” fue el hilo conductor de la disertación del jefe de estudios de la Academia de Artillería, en la cual hizo un breve recorrido histórico sobre las enseñanzas artilleras hasta la creación del Real Colegio de Artillería, con referencia a las escuelas militares de Burgos y Sevilla o Bruselas en el siglo XVII y, más adelante, en Barcelona y Cádiz. Relató el esfuerzo de modernización llevado a cabo por Gazola, especialmente con la selección del profesorado y un plan de estudios que compaginaba física, matemáticas, química, dibujo o táctica con equitación y hasta con el baile, así como ejercicios de campo, prácticas de laboratorio, exámenes orales y la incorporación de textos y manuales.
Un de las conclusiones es que ese rigor científico que buscaban los promotores ilustrados del Real Colegio de Artillería, con teoría y práctica enlazadas, esa excelencia académica, han permanecido fieles durante 254 años.
En el capítulo de recomendaciones a sus alumnos, no olvida el jefe de estudios la de “leer mucho para aprender más”, entendiendo la lectura como una herramienta de formación e información.
Recorrió mentalmente en el acto oficial de inicio del curso académico el Patio de Órdenes de San Francisco, porque en ambos lados de su escalera de entrada están representadas las cuatro virtudes cardinales: justicia, prudencia, fortaleza y templanza, las que junto “a los valores que se derivan de su práctica, han conducido a promociones de alumnos al más alto sentido del deber y a servir de la mejor manera en las unidades, centros y organismos de nuestros Ejércitos”.
Echando mano a documentos muy recientes, de la Dirección General de Enseñanza y Reclutamiento Militar y el Informe de Situación del Ejército de Tierra 2018, destacó “la importancia de la enseñanza militar para fortalecer esos valores que como ciudadanos y militares tienen los miembros de las Fuerzas Armadas”, además del ejemplo, el liderazgo, la iniciativa y la cohesión del equipo como pilares.
Despidió la lección con las palabras del Rey Juan Carlos al entonces Príncipe Felipe el día que este ingresó como soldado: “Los buenos militares… no piden nada para ellos, pero lo quieren todo para su Patria” y agradeció la colaboración de las autoridades civiles citando para ello las palabras de la alcaldesa, Clara Luquero, el pasado junio, durante el acto de fin de curso: “… Orgullo porque los alumnos de aquí salen hoy a difundir por el mundo su pasión por la justicia y a proteger las libertades…”.
