La Audiencia Provincial de Segovia ha juzgado al subteniente de la Guardia Civil J. A. G. V., acusado por la Fiscalía de revelación de secretos, delito por el que le pedía tres años de cárcel y ocho de inhabilitación especial. Al final de la vista, mantuvo inalterable su petición. La defensa del acusado solicitó su libre absolución.
J. A. G. V., de 61 años, habría cometido el delito del que se le acusa desde su último destino en Villanueva de la Cañada (Madrid) entre 2020 y 2021. Allí, valiéndose de sus credenciales, accedió al sistema SIGO de la Guardia Civil (Sistema integrado de Gestión Operativa) y compartió información de vehículos, principalmente camiones de gran tonelaje, con terceros. Los datos eran fundamentalmente nombres de propietarios, domicilios, o si el vehículo tenía algún tipo de embargo. También constan en el sumario solicitudes de antecedentes.
Durante el interrogatorio, J. A. G. V. no negó que compartiera esa información. Al contrario, la reconoció, pero la calificó de “una herramienta de su trabajo”. Utilizaba esa información, según él, para congraciarse con informadores y aseguró que de ese tipo de consulta surgen investigaciones y posteriores detenciones. “Nunca en la vida me he lucrado de mi trabajo”, aseguró ayer en varias ocasiones el subteniente de la Benemérita.
Lo que no pudo negar es su relación con C. J. A. S., un empresario paraguayo dedicado a la compra venta de vehículos y su exportación a su país natal junto a su pareja. Primero una relación de amistad. “Éramos amigos desde 2015”, confesó, y también uno de sus informadores. Y segundo, una relación comercial de su esposa, S. M., que aparece como apoderada en una empresa que C. J. A. S. tenía junto a otro socio, R. C.
Según la defensa, el agente estaba casado en régimen de bienes gananciales y nada tiene que ver con los negocios de su mujer, y dicha empresa dejó de tener actividad en 2017. Detalles que para los agentes de la Guardia Civil que ayer declararon no invalidan su investigación. Y se escudan en los audios que consiguieron tras pinchar el teléfono del acusado. En uno de ellos, J. A. G. V. dice: “Este año los Reyes serán muy buenos”.
La defensa del agente insistió en la falta de lucro para debilitar la acusación de la Fiscalía. Su abogado, José Carlos Carramolino, destacó que la Guardia Civil ni siquiera ha investigado las cuentas del acusado para demostrar un enriquecimiento ilícito.
¿Por qué es importante esta relación entre J. A. G. V. y C. J. A. S.? Porque en diciembre de 2022, durante la investigación del robo de dos máquinas retroexcavadoras en Sepúlveda, el empresario paraguayo apareció como sospechoso. Su coche fue situado por un testigo en el lugar del robo. Esa identificación supuso el comienzo de una investigación de los movimientos del empresario por toda España.
Los seguimientos, persecuciones con drones y vigilancias sacaron a la luz la especial relación entre el empresario, el acusado y su mujer y obligó a Asuntos Internos de la Benemérita a hacerse cargo de la investigación. Trabajos que llevaron al registro de una finca que C. J. A. S. tiene en Fuente el Saz de Jarama (Madrid) y su detención.
Desde entonces, el empresario paraguayo y su mujer han sido investigados por el robo de camiones en juzgados de Navalmoral de la Mata y Coria, en Cáceres, y Medina del Campo, en Valladolid. Causas que se han archivado o sobreseído. Nunca llegaron a juicio. Y nunca lo harán, ya que C. J. A. S. falleció recientemente en un accidente de tráfico.
El que sí ha visitado al juzgado es el subteniente. Tras su detención, se le acusó de más delitos: robo de vehículos, cohecho o pertenencia a banda criminal; pero con el trascurrir de más de dos años de instrucción, ayer solo estaba acusado de revelación de secretos.
En sus conclusiones, la Fiscalía dio por acreditado ese delito ya que J. A. G. V. reveló a terceros información que tiene obligación de reservar, y no lo hizo por celo profesional, sino por interés personal. Independientemente de si hubo o no lucro, eso es un delito tipificado en el artículo 197.2 del Código Penal.
La defensa, por su parte, aseguró que dicha información no es sensible. “Es fácil de conseguir en la DGT tras pagar una tasa”. Ni se ha causado perjuicio a terceros, algo que es necesario para ser condenado.
