El Ministerio Fiscal mantuvo ayer la petición de 15 años de prisión por un delito de homicidio para Abdou Ndiaye, más conocido como ‘Makelele’, acusado de matar a la hostelera gijonesa Sonia Meléndez Mitre el 16 de julio de 2015, aunque añadió la agravente de abuso de superioridad.
El fiscal, durante el juicio celebrado con jurado popular en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Asturias, argumentó que el procesado aprovechó que era conocedor de que Sonia tenía mermadas sus posibilidades de defensa, aunque no estuvieran anuladas, dada la desproporción física entre ambos, debido a la corpulencia del acusado.
Además de esta agravante, apreció la de discriminación por razón de género y la de parentesco. Asimismo, rechazó que se pueda aplicar la atenuante de “dilaciones indebidas”, ya que la primera acusación formal por parte de la Fiscalía fue el 15 de marzo de 2017, si bien el acusado lleva más tiempo en prisión preventiva.
Igualmente, aseguró que, tras los testimonios escuchados en la sala y las pruebas practicadas, tiene la “certeza” de que ‘Makelele’ es el responsable criminal de la muerte de la hostelera. Para él, concurre en este caso “móvil, ocasión y preparación del hecho delictivo”.
A esto sumó los “silencios sonoros” del procesado y sus “mentiras clamorosas”, con referencia a que solo contestara durante el juicio a su abogada. Incluso incurrió, según el fiscal, en varias incongruencias. A su parecer, solo se entiende si callar es la mejor manera de evitar la incriminación de las pruebas que recaen sobre él.
En este sentido, enfatizó en que dio hasta tres explicaciones de dónde estaba a la hora de la muerte de Mitre. Así, durante el juicio declaró que estaba comiendo en su casa, a la Policía le dijo que estuvo en la terraza de un bar y a un hostelero, que se lo encontró ese día por las cercanías de la calle Corrida, le dijo que venía del gimnasio. También el acusado negó haberse cambiado de ropa cuando hay testigos que dicen que lo hizo hasta en tres ocasiones al menos.
Otra cara
Además, incidió en que si bien el procesado aseguró que la última relación sexual que tuvo con la víctima fue 12 días antes de la muerte, los peritos forenses y policiales corroboraron que se halló en el cadáver semen, y también en las bragas que llevaba puestas, que coincide con el ADN del acusado.
También llamó la atención el fiscal sobre la relación de afectividad que existía entre acusado y víctima, que incluía encuentros sexuales, y que, pese a no hacerlo público, muchas personas de su entorno daban por hecho que mantenían una relación sentimental.
Además, apuntó que hacia Semana Santa de ese año la víctima, que había llegado a hacer encargado de sus locales de hostelería al acusado, empezó a conocer “la otra cara” del procesado, de un ‘Makelele’ “controlador”, que la amenazaba e intentó agredirla.
A esto sumó que una amiga de la víctima testificó que la hostelera tenía miedo del acusado y no quería denunciarlo por temor a que la matara. Incluso llegó a decirle, a esta y a otras personas, que si le pasaba algo ya sabían quién había sido. La propia hija de la víctima, además, señaló que el acusado estaba “obsesionado” con su madre.
Fue el 14 de julio cuando Mitre, ante la “progresiva hostilidad” del acusado, decide poner fin a la relación y despedirle como trabajador. Ese mismo día la víctima alertó por móvil de que el procesado estaba aporreando en la puerta de su casa y tenía miedo. También le mandó al acusado un mensaje en el que le advertía de que no se le ocurriera volver a levantarle la mano o llamaba a la Policía.
En cuanto al día de autos, Mitre, sobre las 15.30 horas, mandó un mensaje al abogado de ‘Makelele’ para decirle que la estaba “coaccionando”. Poco después el teléfono deja de estar operativo. El fiscal, asimismo, recalcó que la puerta no estaba forzada, por lo que remarcó que el acusado, que había estado viviendo anteriormente un tiempo en esa vivienda, podía tener una copia de las llaves, o bien que la hostelera le dejara pasar, ya sea voluntaria o no.
Finalmente, aludió a que la autopsia reveló que la muerte había sido causada por asfixia al taparle la boca a la víctima al tiempo que le presionaba el cuello y el cuerpo.
