La activista pakistaní, Malala Yusafzai, premio Nobel de la Paz en 2014 y víctima de un atentado terrorista a manos de un talibán en 2012, es conocida por su activismo a favor de los derechos civiles, especialmente los de las mujeres. Ella conoce de primera mano cómo a las niñas se les prohíbe la asistencia a la escuela, cercenando la posibilidad de que aprendan no sólo contenidos curriculares sino también experiencias enriquecedoras que les garanticen poder expresar sus ideas, saberes y emociones con libertad. Para Malala, la educación no sólo es un medio sino un fin en sí mismo, puesto que `un niño, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo´. La educación, en cualquier etapa de la vida, pero más si cabe en las primeras edades, se convierte en un instrumento que activa tanto la capacidad intelectual como emocional de la persona.
En este proceso de aprendizaje el maestro se convierte en una pieza fundamental, que impacta de una manera potente en la vida de los estudiantes. Es quien enseña no sólo unos conocimientos académicos, sino también las habilidades y los valores necesarios para desenvolverse en una sociedad cambiante. Para ello, es necesario que ayude a pensar a sus alumnos de manera crítica, que fomente su curiosidad a través de un pensamiento basado en el análisis de las situaciones, producto de ese interés constante que tienen por querer saber el porqué de las cosas. Por tanto, el docente adquiere una enorme responsabilidad al marcar el rumbo inicial de su desarrollo intelectual, ético y emocional.
Si los padres desean que sus hijos adquieran estos valores y estas competencias, la formación inicial de los maestros y las maestras se convierte en una de las carreras universitarias con más impacto. Su preparación debe abarcar un amplio abanico de conocimientos y competencias, que van desde el dominio de diferentes estrategias pedagógicas, pasando por la adquisición de herramientas digitales, la adaptación a la diversidad del aula mediante técnicas inclusivas o la creación de ambientes emocionales seguros en el aula. También es fundamental ayudarles a que sean reflexivos sobre su propia práctica y que sean capaces de evaluar lo que les funciona y lo que no para que mejoren como educadores.
La Facultad de Educación de Segovia es una de las instituciones de formación docente de referencia en la región de Castilla y León, así como de otras provincias limítrofes como Madrid. Ofrece un legado de muchos años preparando a los futuros profesionales de la enseñanza. Es un centro que se ubica en una ciudad histórica y Patrimonio de la Humanidad, que ofrece un ambiente académico atractivo y un contexto cultural enriquecedor que motiva al alumnado para implicarse aún más en su proceso de aprendizaje.
Estos atractivos, unidos a la implicación de un profesorado responsable y profesional, hacen posible que sus aulas se completen con un número de matriculados que superan los límites establecidos en cada uno de los Grados, 84 en el de Primaria, 43 en el de Infantil y 41 en el Programa de Doble Titulación Infantil y Primaria. A pesar de que estos altos guarismos pudieran predecir una baja calidad en la formación adquirida, la realidad se aleja de estos malos augurios. La satisfacción que demuestran los egresados con el aprendizaje de las competencias profesionales para su desarrollo profesional es muy alta. Estos manifiestan que desde el primer curso tienen la posibilidad de acceder no sólo a una enseñanza presencial en el aula ordinaria, sino que asisten a los colegios de la capital y provincia para poner en práctica los conocimientos adquiridos en contextos reales. Aunque donde realmente demuestran su auténtica valía como docentes es cuando asisten a los centros a cursar el Prácticum I y el Prácticum II, donde se sienten y se les reconoce como maestros con responsabilidades tanto en la programación como en su puesta en práctica.
Además de la enseñanza que se ofrece, la Facultad también se involucra en proyectos de investigación e innovación, lo que contribuyen a mejorar la práctica docente y a generar expectativas en el alumnado para tener una visión crítica de la educación y buscar nuevas alternativas pedagógicas. Entre estas actividades destacan: la organización de conferencias, talleres y jornadas; la colaboración con entidades públicas y privadas que ofrecen otras oportunidades de desarrollo profesional; la oportunidad de completar estudios de posgrado en el Máster de Investigación e Innovación en Educación o en el Título Propio de Experto en Educación al Aire Libre, participar en los estancias SICUE, Erasmus, Amity, realizar el Prácticum en Ghana o la República Dominicana dentro de programas de Cooperación al Desarrollo o completar su formación con el doctorado.
En definitiva, una Facultad que demuestra que la educación es el medio ideal para formar a los ciudadanos respetuosos, responsables y participativos y que se compromete con el desarrollo de una enseñanza de calidad, avalada por las opiniones de los estudiantes que ya se han graduado en este centro y que luego aplican las competencias adquiridas durante su formación en las aulas con sus alumnos.
