La UPA Cristo del Mercado-Santa Teresa cerró ayer con brillantez los actos de la Catorcena con los que a lo largo de la pasada semana se ha incorporado a la celebración de esta fiesta de exaltación de la Eucaristía que desde hace siglos se conmemora en Segovia. Una procesión eucarística y una misa solemne que transformó la plaza del Cristo del Mercado en el templo parroquial fueron los actos más señeros de esta celebración, presidida por el obispo de Segovia César Franco y concelebrada por los sacerdotes que asisten la unidad parroquial.
A las 11,30 horas, la procesión eucarística partía desde la iglesia de Santa Teresa para recorrer la corta distancia que le separa de la ermita del Cristo del Mercado, como símbolo de unidad de ambas parroquias en el nexo común de la Catorcena. La Santa Custodia, portada por el párroco Jesús Riaza, fue llevada bajo palio durante todo el recorrido, que se llevó a cabo en un ambiente de oración y recogimiento. A la entrada de la ermita, el párroco cumplimentó la Sagrada Custodia para dar paso después a la Eucaristía, donde el obispo César Franco realizó una digresión catequética sobre la importancia de este sacramento en la vida de fe del pueblo cristiano en su homilía, así como el valor de la catorcena como fiesta para poner de relieve la Eucaristía como eje primordial de la fe católica.
El marco elegido para la Eucaristía, donde la escalinata y la entrada de la ermita se convirtieron en el altar, adornado por la imagen del Cristo del Mercado y con la pancarta con la frase ‘Haced esto en memoria mía’, con la que los evangelios relatan la institución del sacramento y que ha sido elegida como lema de la catorcena. La jornada de clausura concluyó por la tarde con el rezo de vísperas y adoración eucarística y la reunión del cabildo de párrocos.
El Cristo del Mercado se suma a las parroquias que celebran en la provincia la catorcena, acogiendo la que hubiera correspondido a la desaparecida de San Juan de Los Caballeros y tomando el relevo de la celebrada en San Justo. La comisión organizadora orientó la celebración en la dimensión espiritual, cultural y social, donde destacan entre otras actividades la recuperación del cuadro y retablo de la misa de San Gregorio y la exposición de objetos relacionados con la Eucaristía, así como la creación de unas becas para material escolar.
