Que no hace calor, que no. Es, simplemente, una pura y simple sensación, Cierto es, que si esto lo hiciera en enero entonces sí. Entonces sería una simple y llana ‘anomalía térmica’. Pero al personal, sin duda confundido, le ha ‘dao’ por decir que hace calor estos días –sin que hayamos llegado aún a los cincuenta grados (que ‘to’ se andará)-, y van a conseguir que el personal salga a buscar piscinas, charcas, charcos, cubetas, ríos (con agua) y hasta los ‘mares del norte, sur’… Buscando, al mismo tiempo, donde se fabrican las antiguas barras de hielo para llevarlas en los bolsillos de los pantalones… modo invernadero.
¡Hasta mi teléfono –que es de estilo ‘varias generaciones anteriores’-, nada más abrir la conexión me sale con ‘máximas de récord’ a toda pantalla. Y son las 7 de la mañana! Esto es un sin vivir.
Debido lo descrito y en espera que las noticias que tenía rebuscadas no se hayan ‘derretío’ y lleguen ustedes en perfecto estado de lectura ¡allá que re va!:
¿Le sugiere alguna duda?
Primera estación.- Se dice, y por tanto se comenta, que la Plaza de Toros de esta la nuestra, cuya construcción, salvo error matizable, fue impulsada en 1801 por la Sociedad Económica Segoviana de Amigos del País (La Económica, para los amigos) con fin de celebrar, o así, en ella los eventos taurinos hasta entonces llevados a cabo en la Plaza Mayor de la ciudad, es sobre la fecha referida sobe la que tiene alguna razonable duda el arquitecto Miguel Ángel Chaves Martín de cuya ‘pluma’ hemos leído en ‘Segovia. Guía de Arquitectura’ ‘… Los datos son imprecisos, pues mientras que en 1802 se sabe que el Ayuntamiento concede licencia para poner una cantina junto al terreno (sería la de Chamberí) donde se iba a edificar la Plaza de Toros, resulta que en 1814 se la cita como en ruinas, situación que se repite en 1840″.
Segunda estación.- En 1850, el arquitecto Ildefonso Vázquez de Zúñiga redacta un proyecto para la rehabilitación del coso, dejando apuntado en su memoria de obras que ‘éste está en ruinas y sin acabar ya que sólo cuenta con los muros del exterior’. En 1856, el arquitecto municipal Miguel Arévalo realiza un informe en el que da cuenta, una vez más, del estado de ruina de la plaza. Llegó luego, siglo XIX, Joaquín Odriozola, también arquitecto municipal. Este realiza otro informe del lugar en el que vuelve a mencionar ‘el mal estado del inmueble’.
Tercera estación.- Ya en el siglo XX, en el año 1916, Francisco Javier Cabello y Dodero presenta un proyecto para su reforma.
Cuarta estación.- Entre 1990 y 1995, (largo me lo fiais D. Luis) se restaura y termina la Plaza de Toros de Segovia, quedando en las condiciones en las que hoy podemos contemplarla. Si bien hubo otra remodelación posterior que ya dejó la ‘cosa’ del ‘coso’ (graderío y compañía), en condiciones de habitabilidad. No así de la entrada de la puerta grande, cuña ruina, evidente a simple vista, ha sido y será, si no hay doctor para el remedio, per saecula saecolorum.
Quinta estación.- Dejando constancia que a pesar de los avatares por los que ha pasado y del mal estado en el que ha permanecido a lo largo de muchas décadas, se puede afirmar, y afirmo, que estamos ante una de las plazas de toros más antiguas de España.
Sexta estación.- Duda razonable. Si la construcción de la Plaza se inició –por ejemplo-, en 1802 y les damos un año y pico para él ‘remate/obra’; si en 1814 (habían transcurrido doce años como mucho), ya estaba en ruina… Pido me sea permitido poner en duda el programa de fechas, o dejar escrito que aquello más que una Plaza era una ruina. Ahora, la Plaza –ante la situación de ‘capa-caída’ por la que atraviesa el sector-, el coso segoviano se alquila para otras fiestas. ‘Obligao’ te veas.
Corolario. Lo de las estaciones, estas pueden referirse a la del tren, la de autobuses de la capital, las de una calle céntrica con mucha hostelería u otra cualquiera que a quien leyere le venga en gana. Aclaración necesaria, considero, por ‘conjugar’ el refrán, ‘cuando las barbas de tu vecino…’ (1).
Como diría mi nieto en traducción libre, ‘mola mazo’. Aplicación que suele utilizarse junto a la palabra ‘molar’ para dar más énfasis.
Una de calle céntrica.- En la sesión del 14 de enero de 1898 el Ayuntamiento de aquí, acordó (y cumplió) dar el nombre de Juan Rivas Orozco, vecino de San Miguel, abogado, profesor del Instituto de la ciudad, director de periódicos, el Eco Segoviano, El Eresma… a la plaza que hasta ese momento tenía el nombre del Potro. Situada entre la Plazuela del 4 de Agosto y la calle Cabritería. ‘Pa’ entendernos, parte trasera o posterior (en finolis) del teatro Juan Bravo. Rivas había fallecido en 1888.
Largo recorrido.- Hago saber. En el último año citado se puso en funcionamiento la diligencia-correo Sepúlveda-Segovia y viceversa. De la capital iniciaba el viaje a las 3 de la madrugada, con llegada a las 10 horas; ‘pa ca’ salían a las 13 horas y rendía viaje a las 20… Siempre y cuando los salteadores de caminos o amigos de lo ajeno, no se interpusieran en el caminar, el horario se cumplía.
Para el cierre.- En agosto de 1888 se anotó en la estadística municipal: nacimientos, 17; fallecidos 59. Me comentan los de entonces –cuatro que quedamos-, que ‘la caló’ no tuvo nada que ver.
=========
(1)’Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar’. Lo que viene a significar que si ves que alguien parecido a ti tiene un problema, es recomendable que te prepares para evitar ese problema.
