Señora directora:
No hay nada mejor y más valioso que saber agradecer. El reconocimiento de dar “las gracias” es uno de los actos más grandiosos y gratificantes que puede realizar una persona.
Muchos de nosotros tenemos razones muy personales para expresarla nuestra más sincera gratitud, porque siempre ha atendido nuestras dolencias y necesidades con mucha profesionalidad y buenas dosis de paciencia.
Pero no es únicamente el que escribe este reconocimiento de gratitud y homenaje el que opina sobre la labor desarrollada por la doctora Visedo, son muchos los pacientes que han disfrutado y experimentado sus cuidados y atenciones y a no dudar, echaremos de menos y en falta su presencia en su consulta diaria, perdemos una buena profesional.
Al conocer y asimilar su retiro, nos embarga también una tristeza y un egoísmo que sentimos interiormente, aunque queramos disimularlo, pero la razón indica que ha llegado el momento de su jubilación, sus jornadas en consulta ya han acabado y ahora la pertenece el descanso y su entrega a su familia y a sus aficiones, es el tiempo de gozar y disfrutar.
Para terminar esta misiva, además de reiterarla mi deseo de que disfrute de una larguísima jubilación bien merecida, expresarla que la recordaremos como la doctora que conocía tu nombre, sabía la dolencia que padecías o habías padecido, atendía con suma atención tus razonamientos y pesares, y a todo esto, apenas miraba el PC, práctica habitual a que nos tienen acostumbrados los médicos nuevos.
Así ha desarrollado su labor la doctora Visedo hasta el último momento, con humildad y comprensión hacia sus pacientes. Pero lamentablemente esta generación a la que ella pertenece, con estas cualidades y aptitudes, tiende a extinguirse en un breve plazo de tiempo.
Pedro Mínguez Jimeno