El presidente de la Diputación Francisco Vázquez y el secretario General del Grupo de Rehabilitación para la Fauna Autóctona y su hábitat (GREFA) Fernando Garcés, han renovado el convenio de colaboración suscrito por primera vez en 2014 entre ambas entidades. El acuerdo ha permitido a lo largo de su desarrollo introducir en la provincia medidas biológicas favoreciendo la nidación de pequeñas rapaces para el control de las plagas de topillos en las zonas cerealistas frente al uso de rodenticidas químicos, que desembocaban en efectos nocivos para la avifauna y el campo. En la firma ha estado también presente el diputado de Promoción Económica, Jaime Pérez.
La Diputación de Segovia ha sido pionera en la introducción de este sistema de regulación del topillo con aves depredadoras. En los cinco años de vigencia del convenio ha aportado un total de 57.000 euros a los sucesivos acuerdos con Grefa. Entre 2014 y 2017 la cuantía ascendió a 15.000 euros por año; en 2.018 fue de 7.000 euros y este último de 5.000 euros.
La primera fase del convenio coincidió con las operaciones más importantes para el asentamiento de aves en territorio provincial, con la colocación de 320 postes y cajas nido, repartidas por unas 7.000 hectáreas de terreno en los términos municipales de Escalona del Prado, Sauquillo de Cabezas y Aldea Real. Para esta labor se contó con la colaboración tanto de los ayuntamientos implicados, como de los ganaderos y de los agricultores en cuyas parcelas se situaron estas cajas nido.
Después, la actividad de Grefa se ha centrado en el control y seguimiento de las rapaces que ocupaban los nidos, fundamentalmente cernícalo y lechuza. Esta última es una rapaz nocturna, lo que conlleva que la caza se produzca las 24 horas del día. Este proyecto forma parte de otro a nivel regional, donde ya se han ubicado más de 2.500 cajas nidos en 34 municipios de Castilla y León.
En virtud de este convenio, Grefa recibe la ayuda económica de la institución provincial y por su parte ha colocado los nidos, los revisa y restaura si están dañados; analiza la evolución de sus moradores y lleva a cabo actividades de difusión del proyecto entre agricultores, principales afectados por la plaga. También ha dado conferencias abiertas y ha acudido a centros educativos para divulgar la importancia de los medios naturales en los controles.
Desde 2.009
El método de control biológico del topillo campesino surgió en 2009 y fue planteado por un grupo de biólogos del Grefa como respuesta a la utilización de venenos químicos en el control de los topillos. Entre ellos los rodenticidas anticoagulantes como la bromadiolona, altamente tóxicos cuya aplicación en los medios agrícolas afectaba gravemente a muchas especies silvestres de gran importancia ecológica o cinegética. El proyecto llegó a la Diputación en 2014.
El método consiste en controlar las explosiones demográficas del topillo mediante el equilibrio natural entre depredador y presa. Los investigadores han comprobado que, en los repuntes poblacionales del topillo en los que influyen los periodos climatológicos suaves y con ello el aumento de vegetación, la presencia de aves también aumenta y mayor control natural se ejerce. Hay que tener en cuenta que es una de las especies más progenitoras y que a los 22 días de nacer una hembra de topillo ya puede procrear.
En las cajas nido se suelen instalar cernícalo y lechuza. Se ha comprobado que cada pareja de estas aves es capaz de devorar unos 1.000 topillos durante los tres o cuatro meses que dura el periodo de cría.
En el seguimiento que se realizó en 2018 las cajas colocadas en territorio segoviano se ocuparon al 20 por ciento por las rapaces. Pero este año todo indica que se asistirá a una nueva explosión demográfica de topillo, ya que a estas alturas del año los nidos presentan una ocupación del 70 por ciento.
Para la colocación de las cajas nido, que se realizó en los meses de verano, se contó con la colaboración de voluntarios de diversas nacionalidades (rusa, belga, turca, checa) organizados a través de campos de trabajo.
