El sábado 5 de abril tuvo lugar en Tabanera del Monte la II Jornada de la Cultura Tradicional, organizada por el Ayuntamiento de Palazuelos de Eresma, y con la coordinación de la que escribe. Y no hubo grupos folklórico -estaban los pueblos mostrando su cultura tradicional-. Y tampoco hubo jotas -solo danzas-. El objetivo: poner en valor el verdadero Patrimonio Cultural Inmaterial de la provincia y alejarnos de modelos urbanos, propios de la música escénica, que sustituyen lo que no hay en ningún sitio por algo que hay en todos los lados.
Desde aquí el agradecimiento al Ayuntamiento de Palazuelos por haber sabido escuchar y valorar, una vez más, las propuestas de divulgación de la cultura tradicional así como de ser de los poquísimos ayuntamientos que divulgan la cultura en su página web. Ejemplo que deberían seguir todas las corporaciones municipales.
El objetivo era poner en valor determinados elementos de nuestro patrimonio, que sabemos que desde el siglo XVII formaron parte de las procesiones del Corpus y Rosario, mientras que la localidad de Tabanera veía revivir elementos que mantuvo en un pasado reciente o lejano. Allí se dieron cita la vaquilla y tripudo de Arcones; la soldadesca de Torre Val; las danzas de palos de San Pedro de Gaíllos y Tabanera del Monte; la danza de la Cruz de las danzantas de San Pedro; y las roscas y el recitado de versos de las gitanas de Orejana, como único ejemplo vivo en la provincia de los muchos que hubo. Y además contamos con piezas testigo como los chalecos de Muñoveros del siglo XVIII, y la casaca y el traje de zarragón de los danzantes de Carrascal de la Cuesta.
Segovia es una provincia rica en archivos parroquiales y por tanto rica en una documentación histórica que diversos autores han sabido, con muy buen acierto, sacar a la luz, proyectando durante al menos 500 años, la cultura tradicional que hoy vivimos en nuestros pueblos. Además, la creación del Instituto de la Cultura Tradicional Segoviana “Manuel González Herrero”, a través de sus becas de investigación, ha permitido ampliar los estudios históricos de la provincia en torno a las Cofradías del Corpus y especialmente Rosario, una gran olvidada.
Por tanto, rastreando determinados ejemplos de la cultura tradicional segoviana dentro de la documentación de estas cofradías, comprobamos cómo elementos ahora paganos, como las vaquillas de carnaval y sus tripudos, o los cencerros, adornaron las procesiones del Corpus en los siglos XVI, XVII y XVIII. O como han pervivido en contextos religiosos de marcado carácter procesional, desde al menos 1621, elementos simbólicos como las soldadescas a la Virgen del Rosario.
Para las vaquillas, Linage Conde ya recogía en su libro sobre las cofradías de Sepúlveda, dentro de la procesión del Corpus en 1624, el gasto de azumbre y media de vino para los toros: el pastor de vaquillas y otros tres que hacían de vacas. Como nombraban a Francisco de la Vega, pastor de la vaquilla, y como vacas a Francisco Sanz de Frutos, Pedro Toribio y Juan de Arenal. O como en 1687 la vaquilla aparece nombrada con la Danzas de Guineos (negritos).
A las referencias que ya teníamos en Sepúlveda se sumaron las aportadas en Danza y Rito en la provincia de Segovia (Álvarez, 2018) en el Corpus de San Pedro de Gaíllos donde durante el siglo XVII, al menos, la vaquilla aparece dentro de los nombramientos de los hermanos para la procesión del Corpus. Por tanto tenemos dos referencias que ponen de manifiesto 400 años de antigüedad para las vaquillas.
Actualmente, estas vaquillas forman parte de rituales paganos como el Carnaval, donde en la localidad de Arcones toma una especial importancia, acompañadas de sus tripudos. Estos tripudos, denominados remudaos en Torre Val de San Pedro, Orejana o Santiuste de Pedraza; en Tabanera del Monte mascaritas; y en Santo Tomé del Puerto, osos, toman también importancia, porque el baile de los Osos aparece igualmente documentado en los estudios de la festividad del Corpus de la capital segoviana. Esperemos que se recuperen muchas vaquillas más. Y en Tabanera se volvió a revivir el recuerdo de las mascaritas.
Junto a la vaquilla, en la procesión del Corpus de San Pedro de Gaíllos hemos visto documentados las sonajas o sonajero, pudiendo estar haciendo referencia a los cencerros que tan habituales fueron entre los niños y mozos de las localidades de la provincia de Segovia, como en Tabanera del Monte o San Cristóbal de Segovia. Actualmente, estos cencerros cobran importancia en la localidad de Prádena por San Andrés donde los niños y mozos realizan la culebra recorriendo el pueblo serpenteando y haciendo sonar los cencerros. Y en Tabanera, después de muchos años, volvieron a sonar los cencerros, ya que este elemento se ha perdido recientemente, y todavía se recuerda cómo en Reyes se bajaba a la cartonera con ellos sonando. Y el mismo recuerdo tienen en las cercanas localidades de San Cristóbal y Trescasas.
Pero el estudio sobre la cofradías del Rosario en la provincia de Segovia empezó a sacar a la luz elementos exclusivos de la misma, como las soldadescas, así como una estructura del ritual mucho más compleja: danzas de palos, danzas de gitanos, gitanas ofreciendo roscas, y soldadescas, y en general, una férrea estructura de hermanos que sustentaba el rito.
En Torre Val de San Pedro, dentro del ritual del Rosario con sus danzas de palos y soldadescas, cobra especial importancia la figura del guión, documentado en los libros del Rosario desde el siglo XIX, el cual actualmente guía la danza de La Puente formada por cruces y serpenteos que al final rematan en un arco humano; y la danza del arado de las danzantas donde el arado aparece en los datos desde al menos 1833 donde se anota el gasto del arado para las danzantas. Esta danza se hace en el ofertorio de la misa, gozando de gran clamor popular por parte de los asistentes.
Y en relación a la soldadesca de Torre Val, recuperada en torno a los años 80 del siglo XX, es la única de la provincia que mantiene la figura del atabal y además el rito de los enombrados donde se nombran los cargos para defender a la virgen. Y nuevamente este elemento volvió a vivir en Tabanera, ya que esta localidad mantuvo la soldadescas al Rosario, con su capitán, capitana, alférez, alabarda… hasta al menos 1905, que es el último registro anotado en el libro de cuentas.
En Orejana, en el ritual del Rosario se mantienen, las danzas de palos, la soldadesca- ya desaparecidos los nombramiento y reducida a voluntarios que cogen las bandas y las insignias a la entrada al templo- y la presencia de las gitanas que ofrecen roscas, único ejemplo de la provincia que mantiene esta figura de los muchos que tuvo, especialmente al norte del río Cega. Y es que además, estas gitanas siguen manteniendo el recitado de versos, tal y como sabemos que sucedía en Armuña en el siglo XVIII y tal y como relata Cervantes en su novela La Gitanilla que además nos cuenta cómo era una danza de 4 ancianas y 4 jóvenes y un gitano gran bailarín que las guiaba. Y aunque las gitanas de Orejana también danzaban, no hemos podido reconstruir esta danza. Si sabemos por los nombramientos del Corpus de San Pedro de Gaíllos en el siglo XVII, y Prádena en el XVIII y XIX, que las danzas de gitanos en la provincia de Segovia constaban de 1 o 2 gitanos que las guiaban (se les denomina guías, o danzante y zarragón) y 8 gitanas.
Las danzas de gitanas eran algunas de las muchísimas danzas que adornaban las procesiones de la provincia, junto con otras danzas como las danzas de arquillos, danzas de máscaras, danzas de guineos (negritos) o danzas de hombres que en ocasiones no sabemos si eran de cascabeles o palos. Sea como fuere, actualmente la provincia de Segovia tiene en las danzas de palos su máximo exponente registrándose poquísimos ejemplos de otras danzas rituales como El Caracol, La Cruz o El Arco y sus distintas variantes.
Y en estas II Jornadas, las danzas de palos que actualmente adornan las procesiones de al menos 30 localidades, estuvieron representadas por los danzantes de San Pedro de Gaíllos y los danzantes de Tabanera del Monte. Un ejemplo de danzantes con enaguas y otro de calzón corto, que junto a la indumentaria expuesta de la casaca de los danzantes de Carrascal de la Cuesta, mostraron los 3 ejemplos de indumentaria que se mantiene en Segovia.
Y es que al menos las danzas de hombres tuvieron a lo largo de la historia una rica indumentaria a base de casacas como en Veganzones o Cantalejo; modelos que se acercan a las enaguas como deducimos de la compra de las telas de los vestidos de los danzantes del Corpus de Torrecaballeros en 1756. Pero a los libros de cofradía se suma, para la reconstrucción histórica, el hallazgo de piezas testigo tanto de los danzantes como del zarragón. En este caso destacan los chalecos de los danzantes de Muñoveros, expuestos también en estas II Jornadas.
Y como todo día de fiesta, el acto lo cerró el Taller de Baile, impartido por el etnógrafo Carlos Porro, que nos ilustró con vídeos e imágenes que pusieron en valor la jota de manos de los mayores, cerrando el taller con un baile de rueda, donde 2 parejas de baile rigurosamente vestidas, y la espontaneidad de los asistentes, desgranaron entradas de baile, corridos, seguidillas y jotas tal y como se bailaba en las plazas de nuestros pueblos.
Desde aquí damos las gracias a los pueblos de Arcones, Torre Val, Orejana, San Pedro de Gaíllos, Tabanera del Monte, Muñoveros y Carrascal de la Cuesta, por haber sido los verdaderos protagonistas de estas II Jornadas. El patrimonio está en los pueblos.
___
(*) Musicóloga e investigadora de la Cultura Tradicional Segoviana.





