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La culpa es de la primavera

por Luis López
25 de julio de 2024
en Tribuna
LUIS LOPEZ EL ESPINAR ok
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El reproche de los políticos, como un partido de tenis ideológico, empieza a ser tan cansino, estridente e infructuoso como el canto de los grillos en una noche de primavera; sirve para atontar el paisaje del oído. Poco más. La política es un reflejo de una sociedad superficial, acrítica e irreflexiva con la que no me siento identificado. ¿De verdad la sociedad es tan necia como su política? Nietzsche decía que enturbian el agua para que parezca profunda. Hoy el tráfico de influencias vale más que la palabra. Como contaba a Camilo José Cela en su novela “Nuevo retablo de don Cristobita” en caso de que los jornaleros —léase políticos— se desmanden, desatiendan sus obligaciones y acaben haciendo lo que no deben, siempre se puede culpar a la primavera. Y la política actual —en general la sociedad con algo qué decir— gris y mezquina, no es muy distinta a los jornaleros desmandados de don Cristobita. Se penaliza la lógica y se valora la erística.

Dice don Camilo que los pájaros, al levantar el alba, arman una algarabía de mil demonios con sus requiebros amorosos. Y los políticos al olor de las urnas —véase las pasadas de Cataluña y País Vasco— se ponen en celo ideológico y también comienzan a engolarse con coloridos penachos de partido, a cantar sus virtudes, a enfangar —verbo muy de moda— al adversario contemporizando con aire patriarcal e irónico las excrecencias que han pisado sus compañeros de siglas. Incluso las suyas y sus consortes. Reconozco que no aguanto la sonrisa hipócrita de determinados ministros. Pero entonces, de todo lo que pasa, ya saben, habrá que culpar a la primavera porque cuando en el ambiente se masca el olor floral de los votos —esos que mantienen cuatro años chupando de la teta del Estado por afinidad ideológica— entonces se genera un celo electoral que hace que saquen, como los pájaros acaramelados, sus mejores galas de pavos reales.

Si, es culpa de la primavera, aunque a decir de los personajes de Cela «¡Ah, sí dependieran de mí estos galopines!». Pero claro, o ponen la mano en el fuego por cualquier tarambana de partido o igual después no la ponen por ti; «Quid pro quo». Por eso si alguien utiliza el despacho de un ministerio o de la Moncloa para recomendar a los amiguetes o hermanos, habrá que culpar a la primavera. Si alguien queda con un defraudador de Hacienda, habrá que culpar a la primavera. Si un recomendado nos engaña y su expediente pagado con dinero público acaba olvidado en un cajón, habrá que culpar a la primavera. Que no hay presupuestos y me dedico a otra cosa, culpemos la primavera. Si nadie responde por las singulares maletas que pasan por Barajas, culparemos a la primavera. Si regalamos dinero a cualquier aerolínea, será culpa de la primavera. Si alguien compra votos a cambio de impunidad —¡qué indecencia! — la culpa es de la primavera. Si alguien usa dinero público en señalar a quién le vilipendia debemos culpar a la primavera. Que nadie piense en intereses espurios; la culpa será de la primavera.

Volvemos a la época de los recomendados y de los cesantes. Los míos y los otros. A alguno de los ministros solo le falta decir: ¡Usted no sabe con quién está hablando! Y es que cuando alguien defiende dos criterios antagónicos… ¿cuándo nos mentía, antes o ahora? Y es que, según el año, tener los presupuestos es motivo de convocatoria electoral o no. ¡Depende! La mentira y el doblez se ha convertido en una parte importante del programa de gobierno y lo peor es que los electores aplaudimos como focas por filias o repudiamos por fobias.

Si, la sociedad está enferma de hipocresía y nadie quiere ver que el remedio es exigir la dignidad en la renuncia. Un paso atrás. Debo de ser un romántico, pero para mí el honor y el respeto vale mucho más que un cargo. Yo no sabría culpar a la primavera y por eso echo de menos el decoro personal del cargo público, hoy, más preocupado de justificar que de solucionar, igual que echo de menos un sistema electoral de listas abiertas en el que se vote a la persona y no al partido. Creo que sería una buena forma de intentar desbrozar nuestra política nacional de despojos ideológicos interesados. Mientras que eso llega, siempre podremos culpar a la primavera.

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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