El entrenador de un equipo llega demostrando confianza y va viendo que sus jugadores la van cogiendo más en cada partido. Pero si escribir la palabra confianza es bastante fácil, buscarla y encontrarla no lo es tanto.
La búsqueda de la confianza sin ningún plan trazado previamente nos aleja tanto de ella, que solo conseguiríamos ir dando tumbos y bandazos. Tener unos entrenamientos bien estructurados y enfocados a mejorar la confianza, es el primer disparo a portería para ganar ante la dificultad y presión mediática delante de las derrotas.
Cuando hay goles, es obvio que poca gente critica o abuchea. Pero cuando los goles brillan por su ausencia, debemos recordarlos, que igualmente son grandes jugadores.
Trabajar el compañerismo y velar por la confianza individual son dos factores propios del entrenador. El buen entrenador animará al jugador en las pequeñas reflexiones: “si tengo una habilidad para hacer una serie de jugadas y lo hago bien, ¿por qué tener errores?”. La probabilidad percibida que tenga el jugador será clave. Tenemos seguridad en hacerlo bien, seguridad incierta e imposibilidad de ganar. Solo dependerá de nosotros cambiar esta percepción, porque de nosotros depende verlo como imposible sabiendo que tenemos habilidades para jugar con las mismas reglas.
Actuar de manera honesta, mostrar confianza en cada jugador y rendir al más alto nivel durante los minutos que dure un partido, es saber que los entrenamientos han sido preparados para conseguir una probabilidad de éxito.
