Las tradiciones en torno a los corrales del río Cega son un reclamo para cuellaranos y aficionados de localidades cercanas, y la suelta de bueyes del Día de Pilar sigue siendo un atractivo en Cuéllar. Así, alrededor de medio centenar de caballistas se reunieron en torno a los corrales para hacer este traslado que tanto llama la atención a los vecinos.
Tras comer la típica pasta y los bollos que se ofrecen a los caballistas para amenizar la espera, la manada de seis bueyes salió de los corrales. Las puertas se abrieron pero antes, muchos jóvenes quisieron quedarse dentro para verlos de cerca. Entre los jinetes, el director de campo de los encierros de Cuéllar, Pedro Caminero, que saludó a muchos caballistas en esta mañana tan soleada y de temperatura agradable. Los caballistas y la manada agruparon a los mansos y emprendieron el camino por el pinar, que es seguido de cerca por algunos vehículos. Transcurrido un tiempo, los caballistas paran la manada y proceden al tradicional almuerzo. Se trata de una bonita jornada de campo en el Día de la Hispanidad, y no puede faltar la comida y la bebida como buena costumbre. A su vuelta, pasada más de una hora, los bueyes vuelven a los corrales, y las puertas de estos se cierran hasta el año siguiente, cuando el espíritu de los encierros se vuelva a adueñar del lugar.
Para los caballistas y aficionados al mundo del caballo, la Asociación Cuellarana Amigos del Caballo organiza un día lleno de actividades. Tras el almuerzo llega la hora de la comida; una paella popular servirá para reencontrarse con amigos y compañeros de afición. Los aledaños de los corrales sirven de “camping” improvisado y allí instalan todo su utillaje de campo para pasar la tarde. Después, la fiesta continuó en el Bar El Pícaro, con concierto flamenco y sorteo de regalos del mundo ecuestre. Con este día, que inevitablemente recuerda a los encierros, se acorta un poco la espera a volver a los corrales.
