“Segovia se sitúa hoy a la altura de otras ciudades que han construido su democracia en las bases del antifascismo y en el recordatorio del horror que hubo con esas políticas de segregación y de persecución política en Europa”. Con esta frase resumía Juan Carlos García, presidente del Foro por la Memoria de Segovia, el sentimiento que reinaba esta mañana en la plaza de Los Huertos, donde la ciudad rindió homenaje a los 31 segovianos represaliados por el nazismo, cinco de ellos de la capital y 26 de la provincia, según los datos de la Asociación Amical de Mauthausen —el Ministerio reconoce 28 víctimas—.
En un acto “sencillo pero emotivo”, en palabras de la alcaldesa, Clara Luquero, “homenajeamos a quienes sufrieron el horror de los campos de concentración del nazismo, especialmente a los segovianos que lo padecieron”.
Cristina Cristóbal, nieta de Fermín Cristóbal López: «Nunca se habla de la deportación del mundo interno de esas familias que fueron deportadas en sus propias casas»
“Hoy recordamos a las víctimas del holocausto, de manera especial a las víctimas de nuestra tierra, honramos su memoria, recordamos y a la vez reafirmamos nuestro compromiso de luchar contra el totalitarismo, el antisemitismo, el racismo, la xenofobia y toda forma de intolerancia y discriminación. Reafirmamos nuestro compromiso de defender la convivencia pacífica, fundada en el respeto a los derechos humanos y a los valores democráticos”, añadió la regidora, antes de descubrir la placa, que por siempre, rendirá tributo “a los segovianos deportados a los campos de concentración por defender la libertad frente al franquismo y al nazismo”.
FAMILIARES En el acto participaron algunos familiares de los segovianos que sufrieron el horror en los campos de Mauthausen, Dachau y Buchenwald, entre otros, como Cristina Cristóbal, nieta de Fermín Cristóbal López, quien “estaría más que orgulloso” por este homenaje, reconoció su descendiente. Cristóbal López nació en Sepúlveda, pero se trasladó a una edad temprana a Segovia, donde trabajó en la Diputación, “motivo por el que fue buscado y perseguido”. Pero es que, además, “mi padre también estuvo cinco años en la cárcel, solo por ser hijo de quien era”, lamentó Cristina, cuya lucha, reconoció, es “buscar, recordar, porque lo que se pretendió en aquel momento en España por parte del Gobierno no fue deportar, sino obligar a olvidar”.
Además, Cristina tuvo palabras de recuerdo para las familias de las víctimas, porque “la deportación no solo fue de los ciudadanos que tuvieron que irse y estuvieron en Francia o en Alemania, no importa dónde, porque todos acabaron igual y todos luchaban por lo mismo; lo que más me hace sentir y de lo que nunca se habla es de la deportación del mundo interno de esas familias que fueron deportadas en sus propias casas; no se habla de ese silencio, de esa pobreza, de ese callar, de esa vergüenza, de ese miedo a que se volviera a repetir…Mi padre decía que tenía miedo de ser tachado con una cruz por decir lo que pensaba. Ese silencio obligado todavía existe y vuelve a renacer”.
Por último, recordó a “esos otros deportados que aún viven en las cunetas, que parece que no tienen derechos y siguen en la ignominia del olvido”.
AMICAL DE MAUTHAUSEN Concha Díaz, vicepresidenta de la Asociación Amical de Mauthausen, definió el acto de esta mañana como “un merecido y justo reconocimiento a las víctimas españolas del nazismo” y recordó que alrededor de 10.000 mujeres y hombres republicanos españoles que estaban exiliados en Francia fueron deportados a los campos de concentración nazi, entre los que se encontraban 31 ciudadanos de la provincia de Segovia.
“Fueron deportados por su condición de luchadores antifascistas, por la defensa de los valores de libertad, igualdad, justicia y fraternidad entre todos los hombres. Primero, por oponerse al golpe de Estado de 1936 contra el legítimo Gobierno de la República, lo cual les llevó a la derrota y al exilio; y luego, como exiliados, se enfrentaron al enemigo común, al nazismo”, contó Díaz.
Concha Díaz, Amical de Mauthausen: «Hoy más que nunca hay que impulsar y promover aquellos valores por los que lucharon nuestros compatriotas»
Recordó, además, que estos españoles “fueron catalogados como apátridas cuando entraron en Mauthausen y lo siguieron siendo después de la liberación. Desde Francia la mayoría, pero también desde otros países de Europa y América, vivieron la frustración del mantenimiento durante tantos años de un régimen que despreciaba los valores por los que habían luchado (…) Cuando fueron liberados, no fueron libres para decidir dónde querían vivir. En España, el largo periodo de la Dictadura negó los derechos morales y materiales a los antiguos deportados y a sus familias, a través de su persecución y la afrenta de ignorar el hecho de su existencia, al impedirles construir una asociación para su amparo, en contraste con lo que sucedía en la mayoría de los países de
Europa”.
Por todo ello, estos homenajes son cada vez más importantes, y más en un momento en que los nacionalismos y los fascismos vuelven a dejarse notar en muchos países. “Este no es el mundo que los supervivientes habían soñado en el día de la liberación”, dijo Díaz, quien pidió a las instituciones y a los ciudadanos “que asuman como propio el juramento formulado por los supervivientes de Mauthausen el 6 de mayo de 1945 y luchen por un mundo libre, abierto, solidario, justo y en paz”.

