Las mascarillas se niegan a despedirse y a pesar del decaimiento de su obligatoriedad en exteriores, la población ha optado mayoritariamente por seguir con su uso. Este elemento protector ha acompañado a los ciudadanos durante buena parte de la pandemia, hasta el punto de que para muchos es incluso extraño salir de sus casas sin ella puesta.
Su uso se puede decir que se ha convertido casi en una costumbre, un nuevo hábito adquirido que ha servido para aumentar la protección frente al coronavirus durante buena parte de la pandemia. No es baladí recordar que un porcentaje amplio de la población no había usado nunca una mascarilla, un complemento que se asociaba a oficios muy selectos y a lugares muy concretos hasta que llegó el coronavirus.
De esta forma, este jueves se repetía la situación que ya se produjo durante junio de 2021, cuando por primera vez se decidió retirarse de los espacios al aire libre.
Y es que la obligatoriedad sobre su uso en exteriores ha contado con algunos vaivenes. Al principio de la pandemia, en los momentos más duros con la ciudadanía confinadas en sus casas, no se implemento su uso, no siendo hasta mayo cuando se incorporó de forma forzosa.
Este periodo de obligatoriedad duró 401 días, más de un año después, cuando fue levantada a finales de junio. Aunque las expectativas eran tremendamente felices y se daba casi por hecho que era una despedida para siempre, el coronavirus volvió con fuerza.
La quinta ola esquivo la oblitoriedad, pero en la sexta, mucho más elevada en contagios, se volvió a echar mano de su implantación para intentar evitar la expansión del covid-19.
Así, este último periodo ha durado desde el inicio de las Navidades pasadas hasta ayer casi cincuenta días. La decisión de suprimir las mascarillas al aire libre se adopta, según el Ministerio de Sanidad, al constatar que tienen un impacto mayor en los espacios interiores en los que se reúnen personas que no conviven habitualmente y en grandes aglomeraciones.
¿Será la definitiva? Nadie puede responder a esa pregunta con certeza, pero sí se puede decir con rotundidad que si así lo fuera sería una grandísima noticia, unas buenas nuevas que ya van haciendo falta ante una pandemia que se alarga por casi dos años.
Como ya se ha comentado, este jueves las calles amanecían sin grandes diferencias a días anteriores, con un uso de la mascarilla mayoritario entre la población, en especial en las zonas del centro de la ciudad, las más concurridas. Su uso era también bastante común en la periferia, al igual que en muchas localidades de la provincia, aunque sí se notaba en estas zonas una rebaja de su número respecto a días anteriores.
La cautela es una buena aliada en esta pandemia. La población se muestra muy concienciada frente a un coronavirus que ha dejado en Segovia algunas de las peores cifras de España. Hasta ayer, la cifra oficial revela más de 42.000 contagiados y 1.047 muertes relacionadas con el coronavirus.
Estas cifras explican por sí mismas la razones que han llevado a muchos a mantener la cautela, en especial en las zonas de mayor afluencia, y es que la sexta ola está remitiendo pero de momento los datos de contagiados siguen siendo muy abultados.
Por último, hay que destacar que la obligatoriedad de la mascarilla persiste entre las personas mayores de seis años, independientemente de la distancia de seguridad, en cualquier espacio cerrado de uso público o que se encuentre abierto al público, en los eventos multitudinarios al aire libre cuando los asistentes estén de pie y en los medios de transporte aéreo, en autobús o por ferrocarril, incluyendo los andenes y estaciones de viajeros.
