En cualquier orden de la vida, lo que se considera normal nunca es noticiable. Lo que trasciende a lo cotidiano son las situaciones generadas que signifiquen trasgresión, aunque el resultado sea positivamente aceptado por la sociedad.
Y eso es lo que acontece con un espacio de cultura como es la Biblioteca Pública que la Fundación Caja Cega, en colaboración con Cajaviva, tiene en la villa de Fuentepelayo.
A lo largo del año, este recinto supedita su actividad a lo que se considera habitual en cualquier planificación que se precie para una biblioteca. Los usuarios (escolares y adultos) participan cada día de los programas institucionales ofertados y creados a tal fin, como la Campaña de Animación Lectora que promueve el Centro Coordinador del Área de Cultura de la Diputación Provincial; y aquellos otros emanados de las convocatorias en los Boletines Oficiales. Además de lo anterior, la citada biblioteca cuenta con las iniciativas surgidas de la creatividad de la propia bibliotecaria. Nati Torrego exhibe una demostrada capacidad de convocatoria de escolares de los primeros niveles de educación infantil y primaria; y es entonces, llegado el final del año, cuando lo habitual es entrar en la rutina y en la monotonía, derivadas del agotamiento de ofertas específicas de programas y cuando la escasez, e incluso el agotamiento de los recursos económicos limitan o agobian el devenir de los distintos espacios culturales; es ahí cuando la inventiva y el ingenio de las personas que rigen dichos espacios sale a relucir e iluminan con sus ideas.
Llegada esa situación de desesperanza, la Biblioteca Pública de la Fundación Caja Cega cambia por completo su fisonomía habitual de todo el año y se transforma en un espacio para el encuentro, en el que participan conjuntamente los escolares de la comarca y sus propias familias para plasmar propuestas de un alto nivel educativo para la colectividad. Son las propias madres y padres de los escolares quienes se ponen al servicio de la bibliotecaria para aportar sus iniciativas en forma de juegos, concursos, actividades plásticas y musicales o de cualquier otra índole.
Durante todo el mes de diciembre la imagen diaria de la Biblioteca es un espacio ocupado en su totalidad por los usuarios. No reina el silencio ni el recogimiento, pero se exhibe una gran dosis de alegría, de concordia y de convivencia intergeneracional.
Como muestra, bien valga un botón, al comprobar cómo se ha elaborado un precioso árbol de navidad con la utilización exclusiva de libros ya descatalogados, con enciclopedias anticuadas o con bibliografía resultante del expurgo. Es solamente un ejemplo que consecución de un objetivo fijado; pero hay muchos más que también están viendo la luz.
