Los sectores de automoción, electrónica y agroalimentación vinculados a Castilla y León se encuentran en vilo por la crisis mundial de semiconductores, la escasez de materias primas y los problemas de logística que, además, han encarecido los precios de numerosos productos esenciales para la producción regional. El buen ritmo en el crecimiento económico, tras año y medio de los primeros casos de Covid-19, no se ha consolidado con el refrán ‘Tras la tormenta, llega la calma’. La crisis global de las últimas semanas ha obligado a la economía autonómica a vivir de nuevo en la incertidumbre.

Así lo establecen Vitartis, Aetical y Anfac, clústeres y asociaciones de los sectores más perjudicados y temerosos ante lo que ya están sufriendo y lo que podría venirse encima. Más si cabe, amenazando una temporada tan prolífica para estos ámbitos como es la Navidad, dado que este incremento de costes repercutirá finalmente en el consumidor, que verá reducido su poder adquisitivo.

«Tensiones inflacionistas»

De hecho, Unicaja Banco ratificó que el aumento de la demanda ha provocado un incremento de los precios de materias primas y alimentos, al tiempo que las “perturbaciones en las cadenas de suministro han intensificado la presión sobre los costes, traduciéndose en tensiones inflacionistas”, que a su juicio serán, en principio, “de carácter transitorio”.

Eso espera, precisamente, el presidente de Vitartis, Pedro Ruiz Aragoneses, quien mostró su “optimismo” y confió en que “la situación no llegue a tanto”. Además, recordó que hace varios meses que el coste logístico “se disparaba”, pero la agroalimentación lo achacó a la pandemia: “Parecía algo coyuntural, pero después llegó el incremento del precio del plástico entre un 30 y un 50 por ciento; y el encarecimiento energético, y lo que parecía puntual ya es preocupante”.

En este punto, abundó en que la ausencia de semiconductores ha detenido la producción en la automoción. Expuso que el encarecimiento de precios en logística y embalaje, o el vidrio, se trasladará al mercado, “porque no lo puede asumir solo el productor y transformador”. “El consumidor será el gran perjudicado, pero la industria también es parte del sector primario y somos consumidores”, justificó el presidente.

Por otra parte, se mostró preocupado al considerar que esta situación puede frenar las inversiones empresariales que están en marcha: “No son buenas noticias para recuperar la parte de consumo que iba a buen ritmo después de la pandemia. A ver cuánto dura”. De hecho, Ruiz Aragoneses añadió que, en esta situación de incertidumbre, nadie pasa un presupuesto “cerrado porque en tres meses no te lo pueden mantener por la variabilidad de los precios”.

Vuelta al 2000

No cuenta con mejores expectativas el sector electrónico, que arrastra un desabastecimiento desde el inicio de la pandemia, cuando además se produjo un ‘boom’ de demanda de nuevas tecnologías y equipamientos y chips.

“Cuando se suponía que las empresas podían ajustar producciones, nos encontramos con esta situación”, lamenta el presidente de la Federación de Asociaciones de Empresas de Tecnologías de la Información, Comunicaciones y Electrónica de Castilla y León (Aetical), Agustín Lorenzo, quien alerta de la ausencia de material en el mercado, como por ejemplo las tarjetas gráficas, lo que ha disparado los precios hasta devolverlos a los del año 2000.

En Castilla y León, los fabricantes que se han visto más perjudicados son los de placas y circuitos para autómatas, aunque ciertamente “no hay mucha industria del sector”, sino que predomina la distribución de equipos, electrodomésticos y automoción.

Ajustes en automoción

La automoción es el tercer sector afectado en la Comunidad en esta crisis de demanda global. Según la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles (Anfac), la producción “cae por un efecto directo de la falta de estos chips y, como tal, están cayendo las ventas”. Ello está motivando que el sector esté reduciendo el número de vehículos y provocando ajustes en líneas de producción y personal, como ocurre en Renault, Iveco o la multinacional Michelin.

La patronal señaló que esta tecnología ha aumentado la participación en el valor de los sistemas electrónicos y semiconductores al 35 por ciento del coste de un automóvil, y es probable que crezca hasta el 50 por ciento con el desarrollo de vehículos autónomos.