La previsión más realista de la presidenta de la Asociación Española Contra el Cáncer en Segovia, Ana Sanjosé, es que si la unidad de radioterapia se integra en el nuevo hospital, habrá que esperar hasta ocho años para contar con una unidad en Segovia. Hasta entonces, entre 350 y 400 pacientes de Segovia deberán sufrir cada año lo que ella llama “doble enfermedad”: el cáncer y el transporte. El goteo en esos ocho años se elevaría por encima de los 3.000 pacientes, por eso el colectivo exige una respuesta inmediata, ya sea agilizando los plazos o facilitando un convenio con la sanidad privada en el Hospital Recoletas.
La Junta de Castilla y León, que pospuso la unidad segoviana en su proyecto provisional de presupuestos de la semana pasada, habla de 2024 como plazo aproximado y sostiene su “compromiso” con la infraestructura, pero su delegado en Segovia, José Mazarías, aseguró a este periódico que no comentará el tema hasta que termine el plazo de enmiendas a las cuentas regionales, el 7 de diciembre.
Sanjosé se quedó “sorprendida” y “triste” al ver el proyecto de Presupuesto de la Junta, que destina 45.000 euros a la radioterapia. “Será para escribir unas cuartillas, digo yo, porque no da ni para los cascos de los obreros. Es tomar el pelo, hablar de que vamos y no llegamos”. La presidenta de la AECC lamenta los compromisos incumplidos. “Todas las promesas vuelven a caer en saco rato. Segovia les importa nada; pero ni a la Junta ni a nuestros procuradores. Pese a la incertidumbre por la pandemia, Sanjosé daba por buena la palabra de la consejera de Sanidad, Verónica Casado. “Yo le daba el voto de confianza. Ella me había prometido que estaría en presupuestos y de eso me fiaba. Tenemos dos médicos en la Junta que no sé donde tienen la sensibilidad, pero no nos podemos fiar de ninguno. Ni de Igea (Francisco, vicepresidente) ni de Casado”.
La previsión, para 2022
Hasta que la pandemia puso patas arriba al conjunto de la Sanidad española, la previsión era que la unidad segoviana estuviera lista en 2022. O, a lo sumo, en el primer trimestre de 2023. “Este año tenía que empezar la licitación de la obra para poder construir el búnker, tenerlo a finales de 2021 y que el acelerador estuviese listo a finales de 2022”. De buenas a primeras, la nueva perspectiva es desoladora: “Si contamos con que esté en la infraestructura nueva que van a hacer, serían siete u ocho años. Y eso yendo bien las cosas”. Los trámites van desde el terreno, al estudio ambiental de la zona o el proyecto del edificio, con todos los procesos burocráticos que conlleva y los plazos de concurso. Más alegaciones. “Todo eso es lentitud. Y que no haya pegas de por medio, que siempre hay en la Administración”.
Antes de la pandemia, el proyecto de radioterapia estaba proyectado para el actual complejo hospitalario. “Nadie habló del edificio anexo hasta la pandemia. Sigo pensando que no sé qué pinta la radioterapia con las consultas externas, pero el proyecto inicial era ese. De repente, tenemos una nueva infraestructura. ¿Y qué es lo que sale del hospital? La radioterapia”. Las últimas conversaciones de Sanjosé con el gerente del Hospital, Jorge Elizaga, y con el delegado de la Junta en Segovia, José Mazarías, es que el bunker irá en el nuevo edificio. La Junta aún no ha aclarado como afecta la nueva realidad presupuestaria a la unidad de radioterapia.
La doble enfermedad
Mientras tanto, los pacientes oncológicos segovianos deben desplazarse a Madrid o Valladolid. “Los pacientes lo siguen padeciendo. Y de momento parece que durante siete u ocho años, van a seguir padeciendo, además de su enfermedad, esta injusticia”. Cada uno hace 30 visitas a Valladolid, o más, en unas condiciones inciertas. “Hay que estar vigilando continuamente las ambulancias porque nos traen las peores de toda la Comunidad. En cuanto nos descuidamos un poco, las condiciones empeoran sensiblemente, tanto en tiempo como en calidad de las ambulancias”.
La AECC lamenta tener que vigilar un procedimiento que corresponde a la Administración, algo que hace gracias a que sus socios les informan de las deficiencias en el transporte sanitario. Justo antes de la pandemia, reclamaron al Sacyl porque las ambulancias eran “de caerse”: ventanillas averiadas, sin aire acondicionado o puertas en mal estado. Algunas ambulancias se cambiaron, pero la consecuencia de las averías fue que los pacientes se acumularon y los tiempos aumentaron. Los viajes, ida y vuelta, pasan de las cuatro horas. Además, recibir el tratamiento en tiempos de pandemia supone un problema añadido. El primero, el miedo a ir a centros hospitalarios para pacientes que son habitualmente de riesgo. Otro, que el transporte en ambulancia no es individual. “Temen que no se cumpla la distancia y van grupos de diferentes orígenes en el mismo vehículo. Todo esto les ha generado más inseguridad”.
Así las cosas, la esperanza que tenía la AECC es el contacto con el Hospital Recoletas y poder utilizar sus instalaciones mientras se lleva a cabo la infraestructura. “Tampoco sabemos más. Podíamos asumir un concierto privado mientras lo público hacía su búnker, pero tampoco están por la labor. Pueden hacer convenios en Valladolid con Recoletas, pero no en Segovia. Y no falta dinero en Sanidad”.
“Ávila lo va a tener seis años antes que Segovia”
Entre las localidades que pidieron radioterapia a la Junta de Castilla y León, Segovia es la que cuenta con peores alternativas. En la provincia se asumía que Ávila iría primero, después Segovia, y después el resto: El Bierzo, Palencia y Soria. Pese a la incertidumbre, el proyecto abulense va a buen ritmo y está empezando la fase de adecuación del búnker. “Ávila lo tendrá seis años antes que Segovia. El resto, seguimos a la cola”, lamenta la presidenta de AECC Segovia, Ana Sanjosé.
Los vecinos de El Bierzo, aunque es una localidad grande, cuentan con unidad de radioterapia en León. “Entiendo que hay una distancia y es zona de montaña. Tienen su derecho a pedirlo, pero no es una prioridad”. Palencia, sin opción para instalarlo en su actual hospital, tiene ya el proyecto de un nuevo centro en el que figura esta unidad; no es un compromiso, es una realidad, pues ya está proyectado. Por su parte, Soria tiene buena comunicación sanitaria con La Rioja. Mientras, Zamora lleva una década con este tratamiento. “Ya me dirás qué diferencia hay entre Zamora y Segovia”. La conclusión de Sanjosé es clara: “Y aquí estamos los perdidos. Que no tenemos ni proyecto. Estos son nuestros agravios comparativos”.
