El presidente de Estados Unidos Donald Trump y el norcoreano Kim Jong Un se reunieron ayer en Singapur en un ‘cara a cara’ impensable hace apenas unos meses. Acordado “pasar página” a 70 años de tensiones y desencuentros e iniciar una nueva era en busca de la paz.
La cumbre extraordinaria de ambos mandatarios representó una imagen para la historia que marca un nuevo comienzo en las relaciones entre los dos países que hasta hace poco se cruzaban amenazas, y sus líderes insultos.
Al final, y después de dos intensos meses de negociaciones, de anunciar el encuentro para luego cancelarlo, volverlo a relanzar y de mantener al mundo entero en vilo, este martes Kim y Trump se dio un apretón de manos que pasará a la historia y firmó un documento en el que EEUU se compromete a “proporcionar seguridad” a Corea del Norte y Kim Jong Un garantiza la “desnuclearización completa de Corea del Norte”.
Sanciones vigentes
A pesar de los avances en la cumbre, Trump queso dejar claro en una rueda de prensa posterior que las sanciones contra Pyongyang seguirán en vigor hasta que la desnuclearización llegue “a un punto de no retorno”, según palabras del estadounidense. El régimen comunista tiene un amplio historial de promesas incumplidas y de acuerdos cerrados que jamás se aplicaron.
La fórmula de la declaración conjunta es bastante vaga en cuanto a calendario. No precisa que la desnuclearización vaya a ser “verificable e irreversible” como reclamaba Estados Unidos. Trump hizo hincapié en que “se verificará” pero no quiso responder cuando los reporteros le pidieron detalles sobre esa “verificación”.
En cualquier caso, y a juzgar por las palabras de Trump, el encuentro de Singapur de ayer será el primero de muchos. El magnate ha invitado Kim a la Casa Blanca y aseguró que se reunirán “muchas veces” en lo que será una “larga y fructífera relación”.
El magnate llegaba a Singapur cuando apenas se han cumplido sus 500 días de mandato y para enfrentarse a uno de los mayores retos en política internacional.
El excéntrico millonario acudía a la cita con nula experiencia diplomática y para encontrarse con el líder ‘supremo’ de uno de los regímenes más opacos del planeta. El mundo temía que el carácter volátil de ambos líderes hiciera saltar por los aires el encuentro.
