El presidente en funciones de Ucrania, Oleksander Turchinov, acusó ayer a Moscú de seguir facilitando la entrada de agentes prorrusos a través de la frontera en la región de Lugansk, una postura que calificó de «blasfema».
«En la región de Donbas continúa la postura del mandatario Vladimir Putin, quien decía que haría todo lo posible para lograr la paz y resolver pacíficamente el problema, y cuando aún no había terminado de hablar, se produjeron varias brechas en la frontera con la Federación Rusa en la región de Lugansk», denunció el político, que, además, aseguró que estas violaciones de los límites «fueron patrocinadas por el Ejército y los guardias de fronteras de la Federación Rusa».
Turchinov recordó también que se ha suspendido la ofensiva «antiterrorista» en el este del país para que los veteranos puedan celebrar el Día de la Victoria y denunció que, en cambio, la dirigencia rusa ha ordenado a los milicianos prorrusos que desestabilicen Mariupol, donde el pasado viernes, al menos, 20 personas murieron.
«Hoy en Ucrania solo hay un acontecimiento triste, pese a que hemos suspendido la operación antiterrorista para que los veteranos de Slaviansk y otras ciudades de Ucrania pudieran sentir calma en este día y recordar el pasado. Hoy, los terroristas-separatistas han atacado el Departamento de Interior de Mariupol, ha habido enfrentamientos y se han producido víctimas. Dicho de otra forma, no se controlan ante nada, ni siquiera esta fiesta», se lamentó.
Así, Turchinov aseveró que el objetivo de los activistas prorrusos «no es cambiar la Constitución», sino que «es desestabilizar la situación en Ucrania». «Eso es exactamente lo que están haciendo y es su objetivo», argumentó.
Al mismo tiempo, Cruz Roja denunció que varios de sus cooperantes fueron retenidos durante varias horas en la ciudad de Donetsk por cargos de espionaje y que uno de ellos presentaba señales de haber recibido una paliza, según una portavoz de la organización humanitaria.
Mientras tanto, los separatistas prorrusos del este de Ucrania ultimaban ayer los preparativos para celebrar hoy un controvertido referéndum sobre la independencia que es rechazado a nivel internacional. Pese a los llamamientos a cancelarlo, los rebeldes afirmaron estar listos para la consulta.
Y es que el Gobierno de Kiev se mostró dispuesto a dialogar, aunque no con «terroristas», nombre con el que el Ejecutivo se refiere a los rebeldes, quienes por su parte exigieron a Ucrania el fin de la violencia antes de iniciar una conversación. «Estamos dispuestos a sentarnos en la mesa de negociaciones», afirmó Turchinov. Eso sí, el presidente volvió a descartar negociaciones con «terroristas cuyo cometido es destruir el país». Además, advirtió a las fuerzas prorrusas del este de Ucrania en contra de una secesión de las regiones de Donetsk y Lugansk, de gran importancia económica. «Sería un paso hacia el abismo», alertó.
«Quienes apoyan la independencia no entienden que significaría la destrucción de la economía, los programas sociales e incluso de la vida de gran parte de la población en esas regiones», destacó el dirigente interino.
Por su parte, las fuerzas rebeldes exigieron el fin de la violencia como condición a cualquier diálogo. «Solo se podrá negociar cuando quienes tienen el poder en Kiev pongan fin a sus acciones agresivas, retiren a sus tropas y estén dispuestos a un diálogo pacífico», afirmó un miembro de la cúpula de la República Popular de Donetsk.
