El presidente del Consejo europeo, Donald Tusk, y el jefe de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, enviaron ayer una carta para elevar la presión sobre los Estados miembros a cumplir con la ayuda prometida para frenar la crisis de los refugiados sirios, habida cuenta de que las aportaciones confirmadas suman 515 millones de euros, lejos de los 2.800 millones de euros anunciados en su última cumbre, tal y como lo anunció en Bruselas el portavoz jefe del Ejecutivo comunitario, Margaritis Schinas.
La Comisión, además, decidió publicar en internet un documento con los “avances” realizados hasta ahora en la puesta en marcha de las medidas específicas acordadas por los Veintiocho, incluido el programa para reubicar 160.000 refugiados o la contribución de 2.800 millones de euros a distintos instrumentos para gestionar la crisis. Por el momento, un reducido grupo de Estados miembros ha recibido en su territorio a un total de 86 demandantes de asilo llegados inicialmente a Italia. El acuerdo a Veintiocho fijó en 160.000 plazas el objetivo de reubicación a cumplir en un plazo de dos años, pero sólo han ofrecido 1.375 plazas reales de momento.
En el marco de este programa, España deberá recibir a cerca de 15.000 personas con derecho a protección internacional. El Gobierno ha ofrecido 50 plazas “inmediatas” y se espera que se produzca un primer vuelo en los próximos días, aunque ni Bruselas ni España han ofrecido una fecha clara para la reubicación.
Viktor Orban, primer ministro de hungría, avisó ayer que este sistema de cuotas aprobado en Bruselas podría conllevar una “crisis de democracia” al no contar con la opinión pública.
Por su parte el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) advirtió de que cualquier iniciativa autonómica de solidaridad debe coordinarse con el Gobierno de España.
“Vergüenza” por la incapacidad europea.- El primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, aseguró ayer que siente “vergüenza” por la “incapacidad” que han demostrado los países europeos para afrontar el “drama” de los refugiados, que sigue cobrándose vidas en el mar Egeo. En uno de sus discursos más duros desde que comenzó la crisis migratoria, Tsipras advirtió ante el Parlamento de que no quiere “ni un solo euro”de sus socios europeos para salvar las vidas de los miles de refugiados que tratan de llegar a las islas griegas.
“Siento vergüenza como miembro de esta Europa, por la incapacidad para hacer frente a este drama humano y por el nivel del debate, que consiste en pasarse la pelota de unos a otros”, afirmó el primer ministro griego. Tsipras, criticó además lo que consideró como “supuestos” lamentos de otros gobiernos europeos.
