Ayer fue una jornada de “resaca” titiritera, de despedida a las compañías que han participado en Titirimundi este año. Todavía “en caliente” Julio Michel, director del Festival Internacional de Títeres de Segovia, hacía una reflexión general sobre esta 28ª edición y aseguraba que “todo ha salido redondo, a pedir de boca”, con la única excepción del accidente sufrido por una integrante de la compañía chilena Teatro Milagros, que obligó a suspender las funciones de la misma en el Teatro Juan Bravo.
Por la tarde, el festival remitía una nota de prensa en la que informaba que fueron alrededor de 50.541 los espectadores que disfrutaron de las más de 250 funciones que se programaron en la capital segoviana entre el 14 y el 18 de mayo. En los espacios cerrados se agotaron las entradas puestas a la venta (con la excepción del Juan Bravo (donde las localidades adquiridas fueron el 85 por ciento del total). La organización ha contabilizado 11.461 espectadores ‘de pago’. Por otra parte, Titiricole, las funciones escolares realizadas entre miércoles y viernes, llegó a 1.100 niños de 12 colegios, cifra superior a ediciones anteriores.
En la calle, el festival calcula que fueron 36.850 los espectadores que ‘invadieron’ la plaza de San Martín, Plaza Mayor, Azoguejo, plaza de la Trinidad, paseo del Salón y barrio de La Albuera.
En cuanto a los talleres, en total 1.130 personas, entre adultos y niños participaron en ellos, incluyendo en esta cifra los visitantes de la exposición de Muñecos animados y los espectadores del documental dedicado a Federico Martín Nebrás.
Con lo que se queda el director de Titirimundi es con el balance artístico: “con una calidad muy alta de los espectáculos, como se merece un festival del prestigio de Titirimundi”. Una de las marcas del festival es la excelente acogida de la ciudad a las compañías, el ambiente que se vive en sus calles y plazas, la hospitalidad segoviana y, ¿cómo no?, el intercambio de experiencias, de vivencias de los artistas que tienen a Titirimundi como referente. “Algo muy positivo es que las compañías se van felices de la ciudad, de lo que han visto en Segovia”, señala Michel.
La gran afluencia de público, especialmente el fin de semana —vienes, sábado y domingo— ha recordado “a la de los mejores tiempos del festival”, admite su director, aunque también reconoce que le hubiera gustado doblar el número de funciones esos días “para que nadie se quede sin entrada y no tengan que ver algunos espectáculos de calle de puntillas o subidos donde pueden”.
Incidencia turística
El tiempo ha acompañado; Michel hace un llamamiento a ingenieros, u otros profesionales, para idear un sistema de toldos o similar que pueda dotar de sombra, por ejemplo, a la plaza de San Martín, donde el sol hace estragos a determinadas horas del día. Pero ese buen tiempo ha incidido positivamente en la llegada de miles de turistas y desde el festival sostienen que un alto porcentaje (rondando el 90%) de los visitantes que llegaron a Segovia el fin de semana pasado venían buscando los títeres de Titirimundi.
