La lluvia fue la protagonista del domingo en la jornada festiva de los cuellaranos. La LVIII edición de la ‘Clásica de La Chuleta’ congregó a los vecinos a lo largo del recorrido para animar a los más de 165 ciclistas que participaron en esta tradicional prueba. Finalmente, fue Julio Amores el ganador de la competición, del equipo Controlpack, de Tarragona, que completó el recorrido de 165 kilómetros en un tiempo de 3 horas y 40 minutos. Le siguieron José Manuel Gutiérrez, en segunda posición, del equipo Rías Baixas, y Erlend Sundstrom, tercero en el pódium, miembro de Kuota Construcciones Paulino. El equipo que se proclamó vencedor fue también el Kuota Construcciones Paulino, de Oviedo. El vencedor de las metas volantes fue Alejandro Gómez, del Mutua Levante. Por su parte, Ángel de Julián, del Rías Baixas, se mantiene como líder del trofeo de Castilla y León. La prueba, de bastante recorrido, se vio deslucida en gran medida por la lluvia que, aunque intermitente, a ciertas horas cayó de manera muy intensa. No obstante, en todos los puntos del recorrido, sobre todo en el pinar, los cuellaranos animaron incansablemente a los corredores, que demostraron una jornada más sus dotes físicas también ante la meteorología adversa. Finalizó el recorrido aproximadamente un 60 por ciento del total de los corredores, como pudo comprobarse ante el pelotón final. La velocidad media aproximada de carrera fue de 43,55 kilómetros por hora, lo que dio buena muestra del nivel competitivo.
Tanto el Ayuntamiento de Cuéllar como el Club Ciclista San Miguel demostraron, como en la jornada anterior, la buena organización de la que gozan las competiciones ciclistas del fin de semana. Efectivos de Policía Local, Protección Civil y personal del Club Ciclista estuvieron repartidos por la villa, pero otro papel fundamental en el desarrollo lo desempeñaron las motos de enlace; sin ellas, sería imposible realizar de modo seguro el recorrido, que abarca varias localidades de la comarca. Concretamente, pasaron por Torregutiérrez, San Cristóbal de Cuéllar, Chañe, Arroyo de Cuéllar y regresaron a la villa en cinco ocasiones consecutivas, por lo que son imprescindibles los vehículos de apoyo. Desde la organización de la carrera y como así declaró el concejal de Deportes, Luis Senovilla, se quiso agradecer a todos los colaboradores que hagan posible la competición. Volvió a hacer un llamamiento a la falta de voluntarios, necesarios para que tanto la prueba como la celebración en los pinares se lleve a cabo, ya que ambas se compaginan en esta jornada festiva.
Los pinares de la carretera que conecta la villa con la localidad de Arroyo de Cuéllar congregaron a numerosos vecinos en torno a las hogueras y sus parrillas. La tradición manda que los cuellaranos degusten las típicas chuletas mientras la carrera se desarrolla y los ciclistas recorren la carretera contigua. La lluvia hizo que muchos cambiaran el pinar por las bodegas y sus casas para evitarla, pero la mayoría quiso hacer gala de valentía y, provistos de todo tipo de utensilios como lonas y plásticos, se resguardaron de la lluvia, en ocasiones fuerte, y disfrutaron de un día de campo. Muchos añoraron la jornada de otros años en la que el sol acompañó en este día de celebración. No obstante, para todos fue motivo de reunión con las cuadrillas de amigos, la familia y los invitados que muchos cuellaranos atraen hasta la villa para conocer una de sus mejores tradiciones. A pesar de las temperaturas y las inclemencias, un año más, cientos de vecinos han demostrado que nada frena ‘Las chuletas’, y que con humor, el frío y la lluvia pierden toda la importancia. Los cuellaranos podrán recuperarse de la jornada de ayer hoy, día de fiesta local, hasta el año que viene, en que parrillas y bicicletas se vuelvan a combinar.
