En la última década, la Carrera del Pavo tiene nombre propio: Julio Martín Gómez (Segovia, 53 años). Aficionado a la bicicleta desde que le salieron los dientes, no se prepara especialmente una carrera que domina gracias a una técnica que le permite avanzar más rápido que sus rivales sobre las losas de la calle Real. En 2011, se inscribió por primera vez y consiguió su primera victoria. Desde entonces, en todas sus participaciones menos en una ha subido a lo más alto del podio. El año pasado, consiguió el noveno y empató en el palmarés de la carrera con José Luis Mayo, que sumó nueve pavos en los años 80. Desde ayer, mira a su vecino, los dos viven en La Lastrilla, donde Julio tiene un taller mecánico, desde lo más alto de un ranking en el que hay otra Martín más. Su hija Lucía ha sumado tres victorias consecutivas en categoría femenina. En cualquier caso, hay Martín para mucho tiempo.
—¿De dónde le viene su afición por la bicicleta?
—Desde que me salieron los dientes he montado en bicicleta. Hice trialsin, de ahí creo que me viene la técnica y el equilibrio que utilizo para la Carrera del Pavo, y también corro y tengo mi grupeta con la que salgo a la carretera.
—¿Será un buen escalador?
—Sí, sí (ríe). La verdad es que las subidas se me dan bien.
—¿Desde cuándo corre la Carrera del Pavo?
—Desde 2011. Llevaba muchos años viéndola y siempre decía: ‘Podía probar, podía probar…’. Y cuando probé, gané.
—Y lo hace en familia.
—Sí, mi hija Lucía ha ganado tres veces consecutivas en categoría femenina. Las tres veces que se ha presentado ha ganado.
—¿Cómo es la bicicleta que utiliza?
—Cada uno se prepara la bicicleta a su gusto y a su medida. Yo le tengo puesto las ruedas, los reposapiés y el manillar a mi gusto, eso es todo.
—¿Y la técnica?
—Hago un conjunto de movimientos que hacen que avance rápido. Casi no sé ni cómo lo hago, pero no es muy distinto de lo que hacen los demás. Lo que sí es verdad es que avanzo algo más rápido que la mayoría.
—¿Cómo se prepara la carrera?
—A lo mejor voy un día al recorrido para ver cómo estoy, por probar; y un mes antes de Navidad suelo practicar en otros sitios, en cuestas que me encuentro. Como hago deporte habitualmente tampoco tengo que hacer una preparación específica.
—¿Ha mirado muchas veces la previsión del tiempo?
—Estaba preocupado y viendo las previsiones sabía que este año iba a ser difícil llegar arriba. Ya no hablo de ganar, hablo de llegar al final porque con mucho frío y lluvia es complicado. Un año que se corrió con lluvia, fui el único que llegó hasta arriba.
—¿Puede ser peligroso?
—Lo más peligroso es la bajada. Los adoquines deslizan mucho y a nada que se te vaya la bici vas al suelo. Son bicicletas poco estables, sin suspensión, muy rígidas y es un peligro total. Yo solo me he caído una vez, bajando en un desempate me estaban cerrando y por intentar esquivarles me caí.
—¿Conoce a José Luis Mayo?, ¿han hablado de su particular lucha?
—Sí. claro. Hemos hablado alguna vez porque es de mi barrio y le conozco desde chaval. Hablamos de las diferencias de antes y ahora, de que ellos no solían pasar de la Casa de los Picos, de que todo era diferente…Todos los años me decía que me quedaba uno menos para superarle y el año pasado me dijo: ‘Ya estamos iguales, el año que viene me superas’. Yo le dije que no era tan fácil hacerlo como decirlo.
—Espero que en su casa les guste el pavo asado.
—Sí nos gusta, sí. Todos los años hago una cena y lo como con mis amigos y mi familia, con los que siempre vienen a verme. Hay que poner algo más porque somos muchos, pero al final es de lo que se trata de celebrar entre amigos y familia.
—¿Hasta cuándo se ve corriendo la Carrera del Pavo?
—No lo sé. Los años ya se van echando encima. Estoy bien de forma, pero me da miedo caerme y que tenga que parar en el trabajo. Soy autónomo y estoy solo en el taller y lo más importante es el trabajo. Esto no es ganar el Tour, por mucho que salga en el telediario no deja de ser lo que es, una fiesta para disfrutar con la familia y los amigos.
—No es el Tour pero diez victorias dan mucho de que hablar y presumir .
—La verdad es que hace ilusión ser el mayor ganador de la Carrera del Pavo. Diez victorias en once participaciones y casi consecutivas no son fáciles de conseguir. De los tres años que no he corrido, uno fue el de la pandemia y otros dos porque estaba lesionado.
