Debido a la crisis sanitaria no habíamos vivido un verano como este nunca. Quizás en los últimos veinte o treinta años el municipio de El Espinar no acogía un verano con tanta ocupación como este que estamos viviendo. De lunes a domingo la gente ocupa parques, plazas, terrazas, digamos que hemos vuelto al sabor antiguo del veraneo tradicional. Los visitantes se han instalado y su estancia tiene pinta de ser de toda la temporada estival, como antaño.
Los veranos en nuestro municipio, al igual que pasaba antes, se asienta en las cosas sencillas como la naturaleza y los paseos por nuestros montes, el aire puro de la sierra y el descanso nocturno. Sin embargo, se echa de menos la gran vida cultural veraniega, los conciertos de la banda, los festivales, las fiestas populares, las actividades deportivas…, aunque el Ayuntamiento ha tratado de paliar los efectos de la pandemia, haciendo una programación de altura en los exteriores del teatro Gonzalo Menéndez Pidal.
Espero que sepamos estar a la altura de lo que demandan los visitantes y me consta que lo están haciendo muy bien los sectores del comercio y la hostelería. Tenemos que conseguir que estos antiguos y nuevos vecinos sigan visitándonos siempre.
