El pasado 1 de febrero de 2020, Manuel Fernández publicó una fallida guía “para entender la memoria histórica”, partiendo de su sorpresa ante la presentación de un libro en Segovia. Plagado de incongruencias, errores y olvidos más o menos intencionados, recomiendo su lectura antes de atender a las siguientes líneas. En ellas, contesto por alusiones, dado que el autor habla de mi persona y de mi obra historiográfica, pese a no escribir mi nombre en su artículo.
1. Pongamos por delante lo preocupante que es el hecho de que la presentación de un libro en una librería sea lo que inquiete a alguien como para llevarle a escribir a un periódico, un evento de lo más habitual y cotidiano en cualquier sociedad democrática.
2. La presentación en la librería Intempestivos del libro “Construyendo memorias entre generaciones, tender puentes, buscar verdades, reclamar justicia”, libro que cita Manuel Fernández, no fue organizada por el Ayuntamiento de Segovia, algo que sugiere el autor cuando afirma que [la] “Alcaldesa y [el] ejecutivo municipal (…) al tomar posesión afirmaron y prometieron, con palabra de político, que gobernarían para `todos´, pero se les ha ido olvidando y parecen obsesionados con promover actos y eventos de color zurdo”. El evento fue organizado por la propia editorial junto con la librería que lo acogió. ¿A qué viene atacar a un ayuntamiento al hablar de un libro? Es más, al mismo tiempo afirma que “una más de las que este colectivo organiza en nuestra ciudad y provincia”. Si no ha citado en las líneas previas ningún colectivo, ¿a qué colectivo se refiere?
3. Comenta que en las páginas de El Adelantado de ese mismo día, el diario se hacía eco del ciclo de cine social “Sin Ataduras”, interesante y prolífica iniciativa del Colectivo Republicano Antonio Machado. Al parecer dos actos en Segovia organizados por gente de una determinada sensibilidad política son demasiados. O tal vez solo lo sean para aquellos a los que incomodan determinados temas por determinados motivos.
4. Comienza a hablar del libro presentado aludiendo al “delivery team” (¿equipo de entrega?, ¿por qué este apelativo?), y en el siguiente párrafo cita una serie de libros, artículos de revista y participación en obras colectivas de un servidor. Me congratula observar que sigue mi obra -por lo visto, bastante atentamente-, aunque parece que no ha consultado siquiera el libro de marras presentado en Segovia, sobre el que se anima a escribir. ¿Por qué digo esto? Porque yo no he participado en él. Tuve el placer de participar en la presentación invitado por sus autores y autoras. Si hubiera acudido a la librería, podría haber disfrutado de lo que fue un agradable y fructífero encuentro y diálogo con el público.
5. Sobre su estimado Fernández Ladreda, ya que Ud. cita mi libro “A recoger bombas…”, sobre el trabajo forzado con prisioneros de guerra, supongo que habrá leído las páginas 31 y 32 en las que cito un interesante documento por el cual Fdez. Ladreda, otrora diputado por la CEDA durante la II República, transmitía a una fábrica de armas asturiana las directrices de Franco por las cuales se suspendían “todos los contratos de trabajo vigentes para los obreros que no se hubieran incorporado al Movimiento Nacional del 19 de julio de 1936”, al tiempo que las readmisiones a los puestos de trabajo empleados previos al golpe de Estado debían acompañarse de una retirada del 10% de los salarios “con destino a las reparaciones a efectuar en las Obras y destrucciones realizadas por los marxistas”. Conocedor y continuador de la lógica golpista de atribuir la responsabilidad de la guerra al Estado contra el cual se sublevaba, el general nos lega, décadas después, un ejemplo más de las diferentes formas de violencia económica desplegadas durante la guerra y la posguerra. Esto, y no ampliar los homenajes a personas que no los recibieron durante los “cuarenta años de paz”, es lo que yo considero revanchismo.
6. La alusión a la matanza de Paracuellos del Jarama, a finales de 1936, no podía faltar, utilizándola Ud. (y tantos) como una especie de arma arrojadiza, como si a un servidor le incomodara hablar de ella o no la conociera. Le pondré un ejemplo de lo contrario. Quiero recordarle que desde el 22 de octubre al 8 de noviembre de 2010, toda la ciudadanía de Segovia que gustase pudo visitar la exposición que el Foro por la Memoria instalamos en la Casa de los Picos, “España en guerra: violencia en las retaguardias”, una exposición en la que, como afirmábamos en el cartel de presentación, abordábamos cómo “en ambas retaguardias se desencadenó una brutal violencia contra los enemigos políticos, miles de asesinatos por lo que habían hecho, lo que podían hacer, pero también por lo que representaban estas víctimas”. Junto a aportaciones de especialistas en la materia, dedicamos numerosos paneles a explicar las dinámicas de la violencia durante la Guerra Civil y sus correspondientes responsabilidades. Si la hubiera visitado podría haberse llevado un catálogo y leerlo tranquilamente en casa. Cabe destacar que Paracuellos tuvo un panel específico. Relacionado con ello, una anécdota: estando presente, un grupo de jóvenes -algo menores que yo en aquel momento- entró en la exposición. Al salir de la misma, observé que habían escrito en el libro de visitas. Me acerqué a leer la “dedicatoria”. En ella podía leerse “Todo el día con lo mismo, ¿por qué no habláis de PARACUELLOS?”. Paradójicamente, el libro de visita estaba colocado justo al lado del cartel temático sobre Paracuellos. Por cierto, desde 2010 la exposición ha recorrido múltiples bibliotecas de la Comunidad de Madrid, gobernada por el Partido Popular. Utilizando sus palabras y deducción, ¿fueron estos ejecutivos “socialistas-marxistas” como el segoviano?
7. Quizá tengamos que recordarle que el día que se le vea en algún homenaje como el que tuvo lugar el pasado 27 de enero en recuerdo de los segovianos muertos o asesinados por los nazis en sus campos de concentración podremos creer el afán que usted proclama por recordar a todas las víctimas de la violencia. Supongo que en el homenaje usted no participó porque no se hizo ningún recuerdo a los que lucharon por la Alemania nazi de Adolf Hitler, convirtiéndolo en un acto partidista. En este sentido, aprovecho para recordarle que en el acto institucional de inauguración del Memorial Democrático instalado en la antigua cárcel estuvieron presentes y fueron partícipes de del descubrimiento de la placa explicativa todos los grupos políticos con representación en el Ayuntamiento (incluso de quienes votaron en contra durante el pleno en el que se finalmente aprobó). Lo celebramos como camino del reconocimiento de unas instituciones democráticas a las víctimas del franquismo.
Para entender la memoria histórica lo que hace falta es más lectura, análisis crítico y sosiego. Menos víscera. Celebro que mi antiguo profesor de Lengua y Literatura siga mi carrera con tanto interés, pero probablemente me habría suspendido en comprensión lectora y expresión escrita si llegara a redactar errados batiburrillos como el que nos ha ofrecido. Quizá el joven alumno nació más abierto a la comprensión que el profesor. Saludos, Don Manuel.
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(*) Doctor en Humanidades y Ciencias Sociales (UPNA) y Profesor en la Universidad de la Sorbona (París).