Hace casi dos años se publicó un artículo de nuestra autoría donde se ponían de manifiesto a la sociedad segoviana y a España en general, las repercusiones que el Cambio Climático ya tenía en nuestro devenir cotidiano, y sobre como el incremento paulatino de su intensidad iba a modificar nuestras vidas. También se comentaba que “… nos ha pillado con el pie cambiado y aún vamos a trompicones, porque no hemos sabido o podido evolucionar a la par de este cambio…..”.
Estábamos antes sin estar preparados y dos años después hemos avanzado muy poco o nada en muchos ámbitos. Los que nos dedicamos a difundir una nueva cultura del agua, seguimos lanzando el mensaje una y otra vez: Que hay que redimensionar la forma o manera en que se abordan y gestionan los temas referentes al agua.
Uno de ellos, es modificar el pensamiento de algunos políticos (ya que ostentan el poder ejecutivo y legislativo), que siguen diciendo “….pero es realmente necesario cambiar en este sentido……”. Pues nada, es de esperar que las lluvias, riadas y muertes ocurridas este mes de Septiembre en toda la geografía española, les habrá aclarado algo la situación, o en el caso local de Segovia, otra vez se ha vuelto a hundir o colapsar la bóveda del Clamores, o a inundar la plaza de Somorrostro, por poner un ejemplo reciente como botón de muestra, aunque existen múltiples ejemplos en diversos lugares de la región o de la nación.
Otro aspecto fundamental a tratar, es la modificación del pensamiento de la ciudadanía sobre el cambio climático y sobre cómo este afecta a nuestras vidas. El cambio climático es una realidad y ha llegado para quedarse. Los ciudadanos debemos ayudar desde nuestro ámbito privado a las Administraciones Públicas, con nuestras acciones cotidianas como el ahorro de agua en nuestras casas, el reciclado de residuos, tener cuidado con lo que arroja por el inodoro, o el apoyo durante y después de un incendio. Pero además, es igual de necesario que esa ciudadanía exija a las mismas Administraciones Públicas que pongan los mecanismos necesarios para redimensionarse para afrontar el cambio climático.
El actual Ministerio para la Transición Ecológica, dispone de una Oficina Española para el Cambio Climático (OECC), de ámbito nacional e internacional que realiza acciones de divulgación y sensibilización sobre el Cambio Climático, con información, participación y su fomento en las redes sociales. Mediante el R.D. 432/2008 se reestructuran los departamentos ministeriales en ese momento, dotando de competencias al Gobierno para la lucha contra el Cambio Climático. Además se crea la Secretaría de Estado para el Cambio Climático, y se genera un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático.
Este primer paso que dio el Gobierno de España hace 10 años fue un inicio interesante e importante, que puso en marcha políticas para adaptarnos o redimensionar todos los temas relacionados con el Cambio Climático. La Junta de Castilla y León aprobó en el año 2009 la Estrategia Regional sobre el Cambio Climático, que se centra sobre todo en los gases de efecto invernadero, principal foco originario del cambio climático. Pero quizá no hemos avanzado y evolucionado en 10 años lo suficiente, y seguimos con el pie cambiado, sobre todo en lo relacionado con el agua.
A nivel más local, existen algunas Diputaciones, sobre todo en Andalucía y País Vasco, con recomendaciones sobre el cambio climático y algunas actuaciones encaminadas a la mitigación de sus efectos en colaboración con algunas Asociaciones y Fundaciones. En cuanto a Ayuntamientos, quizás sea Madrid quien lidera esa adaptación al Cambio Climático, y algún otro Ayuntamiento de grandes ciudades, pero se hace poco o nada a este respecto. En Diciembre de 2015, en París se celebró la Cumbre sobre el Clima para Ayuntamientos, que fue la cumbre mundial más grande de alcaldes celebrada por el Cambio Climático, donde se puso de manifiesto que en los próximos decenios, el Cambio Climático afectará gravemente a muchas comunidades locales, y donde quedó de manifiesto la falta de compromiso para la toma de medidas ambiciosas.
Con respecto al tema hidrológico el panorama es bastante desolador, sólo tenemos que recordar las imágenes que todos hemos visto en los telediarios de la zona de Murcia y Alicante, como zonas más afectadas, aunque el resto de España tampoco ha quedado muy bien parada. Si no hubiera sido por las presas que tiene la Región de Murcia exclusivamente para la regulación de ríos, o sea, para estos casos, los destrozos hubieran sido aún mayores.
Precisamente este año 2019, en la celebración del Día Mundial del Agua que hace nuestra Asociación todos los 22 de Marzo, una de las ponencias realizada por el profesor José Luis Molina, trataba sobre “La memoria de los ríos” y la tendencia que tienen estos a volver por sus antiguos cauces de vez en cuando, y cada cierto periodo de tiempo. En hidrología existe un término denominado “Periodo de retorno”, que aunque es un tiempo medio asociado a una probabilidad de que ocurra un suceso pluviométrico, el nombre viene muy bien para visualizar que cada cierto periodo de tiempo, los ríos y arroyos buscan “retornar” a sus antiguos cauces.
Durante los pasados siglos XIX y XX, en España y en otros muchos lugares del mundo, el urbanismo no tuvo en cuenta estos fenómenos. A mediados del siglo XIX tuvo su punto álgido la Revolución Industrial, con profundas transformaciones sociales y económicas en todo el mundo, y también en el urbanismo, que iba desarrollando el suelo de las ciudades cada vez más cerca de los cauces de los ríos. Estos urbanistas poco sabían sobre el cambio climático y sus afecciones, y se construía incluso en los mismos cauces. Múltiples ejemplos en numerosos pueblos y ciudades de España ilustran tan audaz afirmación, (ejemplo: Casa de la Moneda).
Coincide que en Segovia se tiene otro límpido ejemplo de urbanización en un cauce: El entubamiento del Arroyo del Clamores realizado a mediados del siglo XX. En la planimetría realizada por el Arquitecto D. Joaquín de Odriozola y Grimaud sobre la ciudad de Segovia, se puede observar perfectamente el discurrir del Arroyo Clamores a través del mallado urbano de la ciudad a primeros de siglo, y donde ya existían algunos tramos bajo tierra mediante galerías o tajeas de piedra (En aquellos tiempos no existían aún las tuberías como las conocemos hoy en día), pero la gran mayoría del arroyo discurría por su cauce natural al aíre libre.
Echando cuentas, se calcula que el entubamiento del Arroyo Clamores tendrá unos setenta años aproximadamente. En obras hidráulicas setenta años no es mucho, pero desde luego dependerá en gran medida de los materiales y procedimientos de construcción empleados en el siglo pasado, lo que pudiera hacer pensar que quizás podría estar enfermo si no ha tenido una vida con la alimentación y revisiones médicas debidas. Cuando a un animal enfermo se le carga con excesivo peso, es posible que tenga un tropezón de vez en cuando, y perdamos parte de la carga a transportar.
La humanidad evoluciona, en algunos aspectos para peor, pero en otros casos va resolviendo los problemas que van surgiendo sobre todo mediante la ciencia. Es por ello, que a los científicos se les ocurrió en un momento determinado para resolver el problema anterior, poner a otro animal a transportar parte de la carga que tenía que llevar el primer animal, ya que ese animal o por enfermo o por edad, no era capaz de llevar las nuevas cargas que le impusieron unas nuevas circunstancias denominadas “Cambio Climático”.
La problemática que genera el Cambio Climático en cualquier sociedad de este mundo globalizado es compleja y seria, y no queda más remedio que evolucionar desde todos los ámbitos, Administraciones Públicas y ciudadanos juntos en un frente común. Hay que dedicar medios específicos que aborden el problema y generen soluciones de futuro, pues no es suficiente ir poniendo parches en los rotos y descosidos que van surgiendo. Este tipo de soluciones suelen tener un recorrido a medio y largo plazo.
Así que es absolutamente necesario que vayamos modificando la manera de pensar y de actuar en todo lo relacionado con el agua y con el Cambio Climático, ya que esto no tiene marcha atrás y tendremos que vivir con ello nosotros y las futuras generaciones.
Como decía la frase célebre: ¿Quién mató al Clamores?, ¡Fuenteovejuna señor! (Alea Jacta est).
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(*) (ASIAMA. Asociación para la Investigación del Agua y Medio Ambiente).