En mi pueblo se celebraba antes San Cristóbal. Los pocos vehículos de vecinos y veraneantes subían por la calle de la iglesia y eran bendecidos a la altura del Ayuntamiento, entre ellos el taxi de mi padre, aquel flamante Chrysler americano.
Desde que estoy comprometido con los transportistas segovianos, vivo intensamente esta fiesta en el Centro de Transportes de Segovia, donde cada año disfrutamos en familia de una jornada alegre por San Cristobalón, como cariñosamente llamaba Antonio Machado a nuestro santo: “Déjala que beba, San Cristobalón”.
Este año no tenemos el cuerpo para fiestas ni encajan con la prudencia que todos debemos mantener para que la pandemia no rebrote. Ayer compartimos una misa sencilla en recuerdo a los profesionales fallecidos, pues el confinamiento ha sido tan descarnado que no nos dejó despedirlos correctamente. Los recordamos ayer, y hoy aquí, deseando no olvidar a nadie: Alejandro Cañas, Alejandro Gómez ‘El Reque’, Basilio Sanz, Bienvenido de Miguel, Carlos García, Francisco Villoslada, José Esteban, José María Santamera, Tomás Martín y el que fuera nuestro presidente en Asetra entre 2008 y 2016, Gerardo Salgado: amigo, compañero y transportista ejemplar.
Todos merecemos ser despedidos con dignidad cuando llegue nuestra hora y luego recordados con cariño por los que aquí queden.
