El legado cristiano ocupa una parte esencial en el ingente patrimonio artístico que atesora Segovia, y que convierte a la capital en un pequeño cofre en el que se conservan valiosas piezas, no todas ellas conocidas por la sociedad. La campaña «Domingos de Patrimonio» promovida por la Empresa Municipal de Turismo inició ayer una nueva andadura proponiendo un recorrido por algunos de los lugares en los que pueden verse estas joyas artísticas de incalculable valor, realizado de la mano del guía y experto en arte sacro José María Rubio Marugán.
A cobijo en la puerta de San Frutos de la Catedral, los inscritos en la visita comenzaron su periplo en la capilla de San Andrés del primer templo de la diócesis, donde se puede admirar el «Tríptico del Descendimiento» de Ambrosius Benson; una de las pinturas flamencas más importantes de las que se conservan en Segovia, y una de las piezas más consideradas por los expertos en la obra de este artista.
Rubio Marugán se detuvo en analizar la peculiar composición de la obra, destacando su sentido catequético así como el magistral uso de los colores y de las escenas representadas. Tras un breve paso por el trascoro de la Catedral, en el que el guía destacó la importancia de las tradiciones religiosas como la interpretación del «villancico» de San Frutos, el grupo se trasladó hasta la capilla en la que se conserva la impresionante talla del «Cristo yacente» de Gregorio Fernández, una de las obras de la imaginería religiosa más importantes de España, cuya génesis fue definida por Rubio Marugán como «un prodigio de composición y un magnífico trabajo de talla».
La visita en la Catedral concluyó con el paso por el coro, donde los visitantes admiraron la sobriedad de los 115 sitiales, y donde el experto en Arte Sacro glosó la figura histórica de personalidades relacionadas con la Iglesia en Segovia como San Alfonso Rodríguez, San Juan de la Cruz o el obispo Juan Arias Dávila entre otros.
El recorrido continuó en la iglesia de San Martín, donde se abrió para los visitantes las puertas de su pequeño museo parroquial que ocupa la Capilla de los Herrera y que conserva una muy atractiva colección de piezas de arte sacro, entre las que destaca el tríptico «Cristo camino del Calvario, una talla en madera policromada realizada en Amberes hacia el año 1500, aunque Rubio Marugán precisó que pudo ser concluída en España por artistas locales. Frente al retablo, puede verse el túmulo funerario que representa a las figuras de Gonzalo de Herrera e Isabel de Barros, los nobles que costearon la capilla y que también están representados en los laterales del retablo rindiendo devoción a San Sebastian y Santa Úrsula. En la parte central del retablo, el guía destacó la excelente composición de los planos que permiten representar a un gran número de personajes, así como la rica policromía, probablemente original ya que se conserva en muy buen estado.
El breve recorrido de la visita por el legado patrimonial cristiano concluyó en la iglesia del Seminario, un templo edificado por la Compañía de Jesus en el último tercio del siglo XV cuya planta y alzado responde a las directrices arquitectónicas de las construcciones jesuíticas. En esta iglesia, el guía destacó la magnífica fachada, y el no menos importante retablo barroco construido por Vallejo Vivanco en 1678, centrado en la adoración eucarística. También puso de manifiesto los retablos «en blanco» -sin policromar-, así como una espléndida imagen de San Frutos, patrón de Segovia.
