Como era de esperar tras los resultados de las elecciones vascas, el PNV se mostró ayer como un novio despechado. Su portavoz en el Congreso, Josu Erkoreka, advirtió a Zapatero de que su grupo no hará concesiones al Gobierno, salvo las «estrictamente indispensables», y le acusó de «engañar» a todos «jugando al mismo tiempo partidas diferentes con barajas distintas».
En un duro discurso, el dirigente peneuvista escenificó el alejamiento entre PSOE y PNV, producto del reciente cambio de Gobierno en el País Vasco y la alianza de socialistas y populares para llevar a Patxi López a la Lehendakaritza.
Mientras que en otros debates sobre el Estado de la Nación el Partido Nacionalista Vasco tendió la mano al Ejecutivo, Erkoreka quiso dejar claro que su grupo no es «socorrista» y que, por tanto, seguirá haciendo una oposición «exigente y crítica», sin más concesiones que «las estrictamente indispensables a la dictadura del realismo».
Así, la formación prestará su votos para respaldar iniciativas «serias» contra la crisis, pero no hará el juego a uno solo de los «excesos propagandísticos» del Gabinete, a la vez que vigilará que las políticas del Ejecutivo en Euskadi no «quebranten aún más el ya maltrecho autogobierno vasco».
Criticó que, frente al «temporal» de la actual crisis económica, Zapatero se muestre «veleidoso e imprevisible» y contribuya a la incertidumbre y la inestabilidad.