Detrás de cada obra importante existe un gran hombre, que es más grande cuanto menos se nota que existe. Me refiero a don Antonio Palenzuela Veláquez, de quien, “in memoriam”, con motivo de los 50 años de su ordenación como obispo de Segovia, quiero reseñar, simplemente enumerar, algunas de las obras que promovió y que mayor influencia han tenido en mi espiritualidad, personal, familiar y eclesial:
1. El Hospital de la Misericordia en nuestra ciudad.
2. La Residencia de Personas Mayores del Sotillo.
3. La Residencia de Personas Mayores en Cuéllar.
4. Con la inestimable colaboración de don Emilio García Silva (q.e.p.d.) se recuperó el solar de la Residencia de Mayores de las Hermanitas de los Pobres de Segovia capital.
5. La Escuela de Teología de Segovia, en la que mi esposa y yo fuimos alumnos suyos en las clases de Teología Fundamental.
6. Los Cursos de Arte Sacro.
7. La Semana de Música y Polifonía Sacra de Segovia, bajo la dirección y coordinación de la Coral “Voces de Castilla”.
8. El programa radiofónico “Despertar con Dios”, retransmitido los sábados por Radio Segovia, de la Cadena SER.
9. La Edades del Hombre, patrocinadas por los obispos de la región del Duero.
10. El IV Centenario de la muerte de Santa Teresa (1982) y la visita del papa Juan Pablo II a Segovia.
11. El IV Centenario de la muerte de San Juan de la Cruz (1991).
12. La selección de sus escritos recopilados por Ángel Galindo García y Miguel Martínez Antón en el libro “Monseñor Palenzuela: obispo, pensador y teólogo” (1995). Y ahora en nueva edición bajo el título “Desde la libertad del Espíritu” (2020).
13. Por su repercusión más allá de nuestra diócesis, señalo alguno de los documentos que coordinó en su tarea como presidente de la Comisión para la Doctrina de la Fe, de la Conferencia Episcopal Española: “La verdad os hará libres”, “Católicos en la vida pública” y “Testigos de la Fe”.
14. Finalmente, el acontecimiento de mayor relieve eclesial de su episcopado, y de capital importancia para la presencia de San Juan de la Cruz entre nosotros, fue la visita pastoral del Papa San Juan Pablo II a Segovia, el 4 de noviembre de 1982.
Gracias, Don Antonio, por compartir tantas bendiciones. Y yo me atrevo a decirle lo que escribió San Agustín: “Algunos de los nuestros se han ido, pero no están ausentes, sino invisibles. Tienen sus ojos llenos de gloria fijos en los nuestros llenos de lágrimas”.