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José Miguel Bueno – León, ¿nueva región o nacionalidad?

por Redacción
6 de enero de 2020
en Opinion, Tribuna
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Vuelve a resurgir con alguna resonancia que León se independice de Castilla-León y se constituya en un nuevo territorio autónomo compuesto por las provincias de León, Zamora y Salamanca. Sería el 20. Lo acaba de promover el ayuntamiento de la capital leonesa. El proceso sería perfectamente constitucional. Bastaría con aplicar el Título VIII de la Constitución que se redactó precisamente para construir el Estado autonómico, y que aún no ha sido ni revisado ni sustituido por otro actualizado. En mi opinión, llevar a cabo esta división territorial constituiría una irresponsabilidad supina que nos llevaría a un gran error histórico.

Analicemos, en primer lugar, la huella electoral del sentimiento leonés en Castilla-León. En las últimas elecciones a Cortes del pasado 10-N, a los dos partidos “leonesistas”, Unión del Pueblo Leonés (UPL) y Partido Regionalista del País Leones (PREPAL), les votaron 11.064 electores, lo que significó el 0,80% del censo castellanoleonés. En las provincias para las que se reivindica la nueva región —León, Zamora y Salamanca— los votos obtenido por esos dos partidos fueron en dichas provincias, respectivamente, 9.878 (3,80% del censo de León), 677 (0,68 % del zamorano) y 1.179 (0,61 % del salmantino). Como puede observarse, el “peso estadístico” electoral del “leonesismo” es despreciable en Zamora y Salamanca y algo mayor en León, sin llegar a superar, ni con mucho, el 5%. Como puede observarse, el impacto del “hecho leonés” en la sociedad castellanoleonesa, e incluso en León, Zamora y Salamanca, es muy pequeño.

Desde el punto de vista histórico, hay que significar que el Reino de León surge en el año 910 y que Castilla empezó siendo un condado vasallo suyo. Castilla adquiere la categoría de Reino con Sancho II de León. Pero es su hermano Alfonso VI —tras la muerte de Sancho II en el cerco de Zamora— el que consigue ser rey conjuntamente de León, Castilla y Galicia. Pero no sería hasta 1230, con el rey Fernando III, cuando definitivamente se constituye la Corona de Castilla que anexionaría para sí permanentemente al reino de León. Se da el caso que la ciudad de Valladolid –actual capital de Castilla-León– fue repoblada hacia 1072 por el conde Pedro Ansurez, gran amigo del rey de León, Alfonso VI, cuando aún las tierras pucelanas pertenecían al Reino de León.

Pero la cuestión histórica de prelación de León frente a Castilla, siendo sentimentalmente importante, no es suficiente, ni mucho menos lógica para separar ambos territorios. En todo caso, bastaría con colocar en el escudo de la nación castellanoleonesa el león en el primer y cuarto cuarteles y el castillo en el segundo y tercero, es decir invertir el orden heráldico actual de acuerdo con la antigüedad de ambos reinos. Las verdaderas cuestiones son otras. En primer lugar, la clase política de Castilla-León, para mi nación histórica, nunca ha promovido el orgullo, el sentimiento y la identidad castellanoleonesas en el conjunto de España. Además ha mantenido al territorio languideciendo económica y socialmente y está permitiendo que siga despoblándose en beneficio de las regiones periféricas y de Madrid. Es decir, nuestros dirigentes no se han preocupado de desarrollar Castilla-León y de crear riqueza en nuestras tierras. Según los datos consolidados de 2016, Castilla-León tenía un PIB de 54.767.172 miles de euros, lo que la situaba en el 7º puesto entre las CCAA con una contribución de un 4,9 % al PIB de España. En 2017 y 2018, con datos aun sin consolidar, nuestra contribución baja al 4,8 %.

El asunto no está en dividir Castilla-León. El reto lo tenemos en sumar y desarrollar la nación castellanoleonesa hasta situarla en los primeros puestos del ranking socioeconómico de España. El reto está en conseguir que nuestra nación sea el tronco principal de España. Si Castilla-León se uniera a Castilla-La Mancha, el nuevo territorio se situaría en 5º lugar detrás de la Comunidad de Madrid, Cataluña, Andalucía y Valencia con un PIB de 93.082.201 miles de euros (datos de 2016). Y si consiguiéramos un Estado federal para España donde la capital federal fuera solamente el municipio de Madrid, segregando de él el resto de su actual provincia y uniéndolo a la Castilla-León ampliada con La Mancha, nuestro territorio pasaría al segundo lugar en el ranking del PIB tan solo detrás de Cataluña. En 2016 hubiéramos producido 170.670.547 millones de euros. Por el contrario, si León, Zamora y Salamanca se segregaran del resto, Castilla pasaría al 9º y León al 14º puestos respectivamente en la clasificación de los PIB regionales. En mi opinión, hemos de luchar por ensanchar Castilla-León o León-Castilla, pero en modo alguno dividirla. Construyamos, pues, un nuevo territorio capaz de competir e incluso superar a los grandes de la periferia.

——
(*) Ex Diputado por Salamanca. Ex Eurodiputado.

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