En la búsqueda de biografías personales, monumentos, ríos -sin y con agua-rocas pendientes de un hilo, iglesias que fueron y ya no son, gérmenes de empresas que desaparecieron, sin conocer la figura jurídica de los ERTEs, ERES, el despido disciplinario o ayudas de la Administración… Encontré la vida y obra de un médico extraordinario y persona ejemplar: Primo Gila Regidor.
Había nacido en la localidad abulense de Sanchidrián (19/1/1884), en la comarca de La Moraña, separada por un suspiro de la provincia de Segovia.
Superados los estudios iniciales, accedió a la Universidad de Valladolid. Lo hizo en la Facultad de Medicina. Concluyó la licenciatura en 1908. Tenía 24 años. En ese tramo había conseguido 17 matrículas de honor. Un año después formula y aprueba en Madrid, Universidad Complutense, su tesis doctoral basada en su trabajo: ‘La
Teorías unitarias y dualistas de las diplejías cerebrales infantiles’.
Desde 1912 era médico titular. Comenzó a ejercer su gran vocación en Paradinas y seguidamente en Santa María la Real de Nieva. Su tercera parada fue también fonda. Llega a El Espinar en 1916. La localidad espinariega formará parte de su día a día a lo largo de más de cuatro décadas, hasta alcanzar la edad de su jubilación.
Dos años después, como médico propietario, forma parte del tribunal en las oposiciones de ingreso en el Cuerpo de Inspectores Municipales, convocado por el Ministerio de la Gobernación, por el distrito universitario de Madrid (Gaceta de Madrid, nº 311).
En marzo de 1927 se celebra, también en Madrid, el primer Concurso de Sanidad Municipal, en el que toman parte todos los inspectores Municipales de la Sanidad Española. El doctor Gila Regidor impartió el tema ‘Abastecimiento de agua en las poblaciones rurales’. Situación que conocía a través de una especial dedicación.
Siendo presidente de la Asociación de Médicos Titulares de España, desempeña varios cargos en el Colegio de Médicos de Segovia. Entre ellos el de vicepresidente. Ese mismo año funda en El Espinar La Gota de Leche, asociación benéfica que va a reducir en gran medida la morbilidad y mortalidad infantil. El Ayuntamiento dedicó 10.000 pesetas de su presupuesto a tal fin.
Fue en 1942 cuando consigue superar las pruebas de aptitud de médico puericultor de los ‘Dispensarios de Puericultura de los Centros Secundarios de Higiene Rural’. En su línea de formación constante, obtiene el título de ‘Médico de Asistencia Pública Domiciliaria’ y el de inspector Nacional de Sanidad en Segovia.
En el año 1951, el Colegio de Médicos de Segovia concede al protagonista de estas líneas el título de colegiado de honor.
Su labor entre la población espinariega, donde –como sucedió a todos los médicos de los núcleos rurales-, ayudó a nacer y también a morir, tuvo un especial y relevante resumen en el homenaje que el ayuntamiento de la referida localidad, ‘por petición unánime del vecindario de El Espinar, San Rafael, anexos y la colonia veraniega’, le rindió el 10 de octubre de 1955.
‘Pocas veces estará tan plenamente justificado un homenaje como el que se va a dedicar al señor Gila Regidor, que no solo llevó a los enfermos el auxilio de su ciencia, sino que también, al mismo tiempo, prodigó en los hogares humildes su consuelo y su ayuda generosa, de la manera más callada y cristiana’.
Las palabras fueron pronunciadas por el alcalde Austresigildo Calvo Arquero. 2.200 habitantes reunían los núcleos de El Espinar.
Una clara muestra de su integración por la vida que le rodea, la da el hecho de su inquietud por la comunidad asociativa. Fue fundador y director del periódico ‘La Voz Espinariega’. El semanario apareció el 8 de junio de 1923, si bien tuvo una corta vida en esta su primera etapa. Dejó de publicarse en abril de 1924.
El doctor Primo Gila, año 1921 fue elegido presidente de la Junta Directiva del Casino celebrada el 27 de enero. Le acompañaron en la ‘candidatura’, Nicolás Peña, Luis Esteban, Francisco Prieto y Wenceslao Mateos. Falleció en agosto del año 1958. Tenía 72 años. Había ejercido su gran vocación de la medicina familiar (ahora Atención Primaria) a lo largo de 46 años.
En el año de su jubilación la localidad donde había prestado un gran servicio y se había integrado, había duplicado el número de habitantes 4.670. El Ayuntamiento le dedicó una calle en su recuerdo.
