El Adelantado de Segovia
viernes, 5 diciembre 2025
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Sociedad
  • Actualidad
  • EN
El Adelantado de Segovia

La batalla de Zamarramala

por José María Martín Sánchez
8 de octubre de 2020
en Tribuna
JOSE MARIA MARTIN DEPORTES 1
Compartir en FacebookCompartir en XCompartir en WhatsApp

Los lunes de San Nicolás

Puedes besar a la novia

Sin pagar, ni pedir perdón

Épocas hubo, y no cortas, en que viajar por cualquier camino en España tenía serias dificultades. Las bandas de incontrolados asaltantes significaban uno de los mayores problemas por resolver. Dado que no había una respuesta ‘oficial’ (el Cuerpo de la Guardia Civil se creó en 1844), una de las soluciones fue organizar grupos de defensa, como lo fue la Santa Hermandad, fundadas sobre la base de las milicias que se habían impulsado en las Cortes de Segovia de 1586.

Fue Segovia de las ciudades que con más empeño trabajaron para la formación de estos cuerpos. Un hecho ocurrido en aquellos tiempos en Zamarramala, se toma como punta de lanza para la creación de las referidas milicias.

Escribe el coronel Oliver-Copons (1), que los vecinos de Zamarramala, por muy antigua costumbre, habían dado guardia en el Alcázar, y de cuando en cuando tocaban un cuerno como señal de que vigilaban, por lo que ‘irónicamente llamaban hidalgos á los de Zamarramala’, aludiendo a tal instrumento.

Ellos, los zamarriegos, formaban la guardia exterior, constituyendo así una atalaya o vigilancia. No solo de los alrededores del Alcázar, también de los caminos que a él conducían. Esa vigilancia les permitía avisar, a través del sonido que emitían los referidos cuernos y desde lejos la presencia de enemigos o cualquier alarma.

Era un buen servicio -ejercido durante largos años-, que unido a otras ‘prestaciones personales’ obtuvieron real reconocimiento. El Rey, nacido en Segovia, Enrique IV, les recompensó con el siguiente privilegio:

—‘Les eximo de la obligación de yantar y hospedar tanto a cortesanos como a soldados que lleguen a Segovia acompañando a los Reyes’.—
¿Palabra de Rey? Sí, pero con muchos reparos. Lean.

Sucedió que un mal día, ‘un importante grupo de moriscos, que formaban la guardia del Rey, como anteriormente lo habían sido de su padre, Juan II, en el interior de El Alcázar, hartos de pedir alimentos y que los vecinos de Zamarramala, amparándose en el privilegio, no se los dieran, invaden el pueblo por la noche’. Resultado de la confrontación, varios hombres y sobre todo mujeres, resultan heridos.

Uno de los vecinos consigue salir del pueblo y avisar a vecinos de barrios de la ciudad:

—Los moriscos nos están atacando y necesitamos ayuda’.—

Hubo solidaridad. Un gran grupo de segovianos acudieron. Los moriscos huyeron en retirada, no sin que en la trifulca ‘fue cogido uno de ellos y hecho pedazos’.

Los zamarriegos, en su defensa, persiguen a los asaltantes hasta las puertas del mismo Alcázar (dos kilómetros). Piden ser recibidos por Enrique IV, que les retiene en la ‘sala de espera’ durante largo tiempo. Una vez acude, el jefe de los moriscos escucha su (posible) relato:

—Señor, usted nos concedió un privilegio y sus soldados lo han incumplido, atacando nuestro pueblo y agrediendo a mujeres y hombres. Pedimos su justicia’.

Cuando abandonaron el lugar los de Zamarramala tuvieron la convicción de que el Rey, que también era Rey de ellos, no les había recibido hasta ‘después de haber ocultado o proporcionando la fuga a los de su guardia’.

La postura real ‘molestó mucho á los segovianos, que considerándose indefensos’, formaron un grupo defensivo al que llamaron ‘Santa Hermandad la Nueva’, junto con los reunidos en Tordesillas, a tal fin, y a los que posteriormente se adhirieron, también, los de Valladolid, Burgos y otras partes’. No fue mala la idea que tuvieron, pues con la nueva organización se remediaron, si no todo, sí en parte, los disturbios y el malestar general de la población.

Si bien no existe certeza consistente, puede que del suceso que hemos narrado, fuera el siguiente pasaje. Al respecto de aquellos hechos, un día determinado de cada año ‘se acercaban al Alcázar —describe Oliver-Copons—, los de Zamarramala, en actitud de sitiarle, y después de un tiroteo simulando el ataque, al que contestaban los componentes de la Compañía de Inválidos (2) que allí se aposentaban á las órdenes del Alcaide ó del que hiciera sus veces, y fingiendo ser vencidos, dejaban pasar á los de Zamarramala, que eran obsequiados con chorizos, vino y pasteles’.

=========
(1) Eduardo Oliver-Copons ‘Monografía histórica el Alcázar de Segovia’, 1916.
(2) La Compañía de Inválidos se ocupó de la defensa de El Alcázar entre los años 1837 y 1839. Habían sido creadas en 1835y extinguidas en 1989, pasando sus componentes a la situación actual de retirados.

Compartir en Facebook122Compartir en X76Compartir en WhatsApp
El Adelantado de Segovia

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

  • Publicidad
  • Política de cookies
  • Política de privacidad
  • KIOSKOyMÁS
  • Guía de empresas

No Result
View All Result
  • Segovia
  • Provincia de Segovia
  • Deportes
  • Castilla y León
  • Suplementos
  • Sociedad
  • Actualidad
  • EN

Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda