El día de la festividad del patrón de la ciudad de Segovia, como otros muchos segovianos, seguí las palabras que Miguel Velasco Alvaro pronunció, elevado a las alturas del Kiosco de la música, después de haber recibido el reconocimiento de Amigo de San Frutos que cada año otorga la Cofradía del Paso de la Hoja. Con la sensatez que caracterizan sus escritos, a los que desde el año 1960 ha dedicado días y horas a pensar y escribir, contó a los presentes detalles del camino recorrido por el anacoreta , (“persona que vive en lugar solitario, entregado enteramente a la contemplación y a la penitencia”). Lo suyo, lo de Miguel, es saber explicar, en cada momento, y muy bien, lo que procedía.
A lo largo de sesenta años, cuando menos, Miguel ha caminado buscando y redactando noticias. Su gusto por el periodismo, su entrega a él y su conocimiento del medio se plasmó en todas cuantas publicaciones estuvo presente su firma. Cierto que también le dedicó un tiempo —largo—, al cine. A cumplimentar con imágenes lo mucho que había escrito con pluma. Ahí, en ese camino, contó con una gran persona, extraordinario amigo, y rey sin duda, de la fotografía, José Mª Heredero. Y si en el periodismo ya había dejado su impronta, no quiso que fueran de menor altura sus reportajes cinematográficos. Su filmoteca no deja lugar a la duda.
Fue corresponsal de ABC, y como nadie puso cortapisas a su manera de contar las noticias, estuvo genial en el fondo y en la forma. Cantaba y contaba las verdades del barquero: (“expresar claramente lo que otros no quieren decir o ver”). Quizás por ello permaneció tantos años en el rotativo madrileño. Por su forma de escribir. Por su compromiso.
Digo también, que además de lo ya descrito, creó y dirigió revistas; plasmó la vida de Segovia en sus anuarios –aquella vivencia fue tan personal como intransferible—, pues, además de un fichero de datos cuya consulta, si se quiere conocer aquellos pasados tiempos, se hace imprescindible, se configura como un gran rosario divulgativo y, por si poco fuera, escribió de deporte, practicó esquí, montañismo… y ha sido, sobre todas las cosas, amigo de sus amigos y compañero leal.
Recuerdo —no sé si él lo recordará—, una entrevista que en el año —ojo al parche— 1962, realizó al entonces jugador y entrenador del Imperio de baloncesto, el querido José Luis Bernal Fernández, y publicó en El Adelantado, donde continua dando “la lata” cada lunes con su forma directa de describir los asuntos que trata.
Pues, bien. Aquella entrevista, de tres columnas sin foto, sería obligada repetirla. Miguel llevaba poco tiempo escribiendo e iniciaba su camino en una parcela que, entonces, era pieza cotizada. El Imperio tenía tirón. Estaba entre los mejores equipos de España y, si tienen curiosidad, la van a encontrar en El Adelantado de fecha 29 de septiembre, del ya referido año.
Luego hubo más y mejor. Nuestro personaje ha desarrollado una de las mejores labores periodísticas del área local. No por casualidad, sus escritos son seguidos por un amplísimo número de lectores. Y si los anónimos componentes de la “Hoja” le han reconocido su labor, no se podrá decir que fue erróneamente. Conocen su largo camino periodístico y su manifiesta curiosidad por describir —de forma brillante—, cuanto a su alrededor sucede.
Fue Machado quien acuñó la frase de “hacer camino al andar”. Puede que Miguel la haya llevado bajo el brazo a lo largo de seis décadas pues, si así no fuera, difícil entender un recorrido cuajado de tan buen trabajo. Y lo más importante, Miguel sigue recorriendo caminos.
Me gustaría aprender de él, pero se me hace difícil por lo bien que escribe y describe.
