Dado que esta columna se inserta en las páginas de deporte, lo que posteriormente se explica está directamente ligado a lo que fútbol aporta al PIB bruto. Dicen los que saben que es el 1,37 del total. En euros algo así como 16.000 millones de euros y más de 4.000 millones de impuestos. Una ‘brutalidad’.
Ahora bien, si el tema que propongo se trata con moderación será clave, incluso, para las entendederas menos desarrolladas. Por ello, y para que el título no lleve a quien leyere a sentirse molesto, llamé a la puerta de la RAE (la lengua aplicada), y transcribo lo que en el entienden por ‘bruto’:
1-Necio, incapaz.
2-Vicioso, torpe, violento, rudo…
Mas, si quiere saber de otro bruto, por ejemplo el del producto interior, llamando a la misma puerta le dirán que es “el valor de todos los bienes y servicios obtenidos en la economía de una país en un período de tiempo dado”.
Vamos, lo que usted y yo pensábamos y pensaremos, per secula seculorum, del ‘brutote’. ¡ja!
Por ello, y “atendiendo a razones que la razón no entiende” (Blaire Pascal, filósofo francés), recomiendo leer con atención el siguiente galimatías, referido –lo aclaro ya-, a la figura del segundo bruto: es = C + I + G + X – M (1)
Explicado de modo/manera a quienes recibieron un cursillo monótono de economía aplicada de quince minutos un lunes a las ocho horas, no lo pillaron. Ahora bien, mostrando mis buenas intenciones y acudiendo a la página correcta del tratado de economía ‘bruta’, he buscado para el lector la solución a los ‘garabatos’ anteriores.
Siendo C el consumo, I la inversión, G el gasto público, X las exportaciones y M las importaciones, hemos ‘despedazao’ el dilema. La fórmula lo clava. Conclusión del ‘bruto’: cuando disminuye el consumo interno de un país se reduce el PIB.
¡Toma!
Traca final. En el ‘enjuague’ del PIB hay dos brutos antagónicos:
-Si crece, el bruto es guay.
-Si no crece, el bruto es malo malísimo.
(1) Fue un invento del Nobel de Economía, Simón Kutznets.
