Desde que el fútbol comenzó a reconvertirse en modelo de empresa, gestionadas, no por aficionado ¡qué va! sino por gurús, que si bien en el hinduismo significa ‘maestro espiritual’, nada tiene que ver -ni de lejos-, con la economía de un club de los de élite. Ahí negocian los agentes -que han conseguido un rentable negocio particular-, en nombre de los jugadores, y con el reclamo de que si consiguen más dinero para su representando, ellos también se llevan el ‘peazo’ de tarta, pues, eso, que los millones bailan, siempre al alza, y las cifras, para quienes lo ven desde ‘afuera’ marean. Vamos, que no se acercan al SMI ni por asomo.
Mas, y como el fútbol es un negocio y para los que pisan alfombra rentable, pues si ‘el Grisma’ se va del Atlético (el de Quique Gómez, Javier Jiménez… compañeros de columna, compañeros), dejando ‘al aparte’ el lagrimeo de los tres primeros segundos, lo de después se convierte en: “que deje el dinero y se vaya”, para pasar seguidamente al “con esa pasta vamos al ‘mercao’ y…”
Ahí lo tienen. No importará si se paga por un chaval de 18 años una montonera de euros. Promesa en ciernes. El seguidor lo dará por bueno y en el paseíllo inicial, el de la presentación a bombo y platillo, aplaudirán, jalearan y cual aguinaldo puede que llegue a sus manos algún balón de regalo. Y si el jugador en ciernes sale bueno (pues si sale malo, ni te cuento Quique), volverá la parafernalia: me quiero marchar porque hay otro club que paga más; tiene un entrenador menos exigente; quiero títulos y… “porque a mi agente también le gusta la pasta tanto como a mí”.
Es, para determinados jugadores cual rueda de la fortuna. Y una vez entran en esa rueda volverán locos a directivos, entrenadores y aficionados. Y si ‘caen’ en el ‘Madrí’ o ‘Barsa’… estos tienen banco aparte y lo que haga falta.
Lo anterior lo puede escribir, libre de cargas, un seguidor del Oviedo. Cèst la vie ¿Qué quieres que te cuente, Jiménez, que tú no sepas?
