La actriz María Encarnación Paso Ramos, más conocida como Encarna Paso, protagonista de, entre otras, la ganadora de un Oscar ‘Volver a empezar’, de José Luis Garci, y con una dilatada carrera en teatro, ha fallecido el domingo 18 de agosto de 2019 en Madrid a los 88 años.
Nacida el 25 de marzo de 1931 en Madrid, pertenecía a una familia entregada al teatro, ya que era nieta del dramaturgo Antonio Paso y sobrina de los también famosos autores Alfonso y Manuel Paso.
Trabajó por primera vez con solo 14 años de edad, en la película ‘Botón de Ancla’, de Ramón Torrado, pero debutó profesionalmente en la compañía de Milagros Leal y Salvador Soler Marí. Encarna Paso realizó numerosas giras por toda España con diversas compañías y junto a Ismael Merlo representó gran parte del repertorio cómico español.
Esta introducción viene a cuento de una anécdota que quiero referir.
Era el verano de 1949 y la compañía de Milagros Leal y Salvador Soler aterrizó por Segovia representando una comedia de su repertorio en el Teatro Juan Bravo. Entre otros artistas de la compañía venía Encarna Paso que a la sazón tenía 18 años y todavía actuaba de “meritoria” (aprendiz de actriz).
Por esos años la pandilla la formábamos cinco amigos aficionados al teatro por lo que asistimos a la función. Uno de los amigos era Ángel Miguelañez Duque conocido por Capelo que tenía amistad con una actriz de la compañía por connotaciones familiares. En consecuencia, terminada la función, esperamos a la amiga de Ángel a la puerta de artistas del teatro.
En efecto apareció la amiga de Ángel acompañada de otras dos actrices, una de ellas era precisamente Encarna Paso. Tenía entonces 18 años. Resultaba una señorita muy modosita, guapita y algo tímida. Esto último tal vez por no conocer a ninguno de nosotros.
Pasado el momento de las presentaciones nos propusieron que las enseñáramos algún rincón típico de Segovia que fuera interesante.
Como eran pasadas las doce de la noche a alguien se le ocurrió enseñarlas el Alcázar lo que a todos nos pareció bien. Primero bajamos por la calle Daoíz hasta la plaza de la Reina Victoria Eugenia, entusiasmándolas la visión del mismo desde esta plaza. Entonces se encapricharon de bajar por la puerta de Santiago por aquellos andurriales en animada charla, hasta llegar a la alameda de la Fuencisla para contemplar el Alcázar a la luz de la luna ya que por aquellas lejanas fechas no se había instalado el alumbrado de monumentos ya que es mucho más posterior.
Quedaron asombradas de contemplar aquel castillo de ensueño con la visión nocturna pero es que además, lo que recuerdo claramente, es que Cirilo Rodríguez (el que muy posteriormente sería el célebre periodista) que era un componente de los cinco amigos, se le ocurrió la idea de recitar una poesía del poeta bengalí, premio nobel de literatura del año 1913, Rabindranath Tagore, que se sabía de memoria. Nos entusiasmó el recitado con la visión del alcázar a la luz de la luna y al arrullo del rio Eresma por lo que fue muy celebrado por todos.
Habiéndonos recreado con este maravilloso panorama regresamos acompañando a las tres mujeres hasta el Hotel Victoria donde se hospedaban y así concluyó aquella velada que hoy después de tantos años he recordado.
Tengo el honor de haber conocido, aunque solo sea por una noche, a esta eximia actriz que Dios acoja en su seno.
