Quiero comentar someramente el contenido del magnífico artículo de mi buen amigo Antonio Horcajo Matesanz y que se ha publicado en El Adelantado de Segovia del 23/7/2019.
Allá por los albores de la Transición, cuando se generó la nefasta partición de España en Reinos de Taifas, que es lo que son las autonomías, la entidad apolítica Comunidad Castellana comandada por el ilustre abogado don Manuel González Herrero a la que se asociaron unos políticos sensatos (Modesto Fraile y Carlos Gila) y un grupo de segovianos amantes de nuestro terruño, pusimos “el grito en el cielo” al ver la tropelía que se nos echaba encima y que se estaba gestando al incluir Segovia en el ente artificial de Castilla y León.
El domingo, 10 de enero de 1982 fui yo personalmente, junto al que posteriormente sería senador en dos legislaturas, 1982 y 1986, José María Herrero González, los que encaramándonos a un remolque de tractor colocado en la Plaza Mayor (entonces Plaza de Franco) en el mismo lugar donde fue proclamada reina Isabel I de Castilla, pronunciamos sendos alegatos elevando nuestras quejas que tuvieron un eco nacional. En el fondo se proponía separarnos de Castilla y León para pasar a ser una autonomía uniprovincial al igual que Santander o Logroño. La convocatoria, pese a un frío diabólico propio del invierno segoviano, fue un éxito, ya que logramos llenar la plaza siendo sinceramente felicitados por el contenido de nuestros, llamémosles, mítines.
Este “movimiento patriótico y romántico” fracasó, ya que el Tribunal Constitucional, por razones de Estado (que es como decir sin razón alguna) nos incluyó a la fuerza en el ente artificial sin poderlo remediar.
Entonces entre otras cosas dije que si se consumaba el atropello, Valladolid a Segovia nos aplicaría el “derecho de pernada” en términos vulgares quise decir que “Valladolid bien nos j…”. En fin que de una forma más solapada, Valladolid se quedaría con lo mollar, dando algunas migajas a ciudades castellanas más importantes por población que Segovia y a nosotros nos llegaría (si es que llegaba algo) lo agusanado.
Desgraciadamente, así ha sido y aunque yo no tenga dotes de augur, adivino, profeta o vidente, mi profecía, tristemente, se ha cumplido a rajatabla, por lo que no te extrañe, amigo Antonio, que en el gobierno de esta malhadada autonomía que nos han sumergido, a Segovia no se la tenga en cuenta para nada o sea que seamos un cero a la izquierda y que otros advenedizos se aprovechen de ella para acceder a puestos políticos más relevantes (véase el caso de Javier Maroto a senador, que según Luis Tudanca es un empadronamiento fraudulento).
Así que para nuestra perdición no nos queda más remedio que sufrir y aplicarnos la amarga medicina del agua…, del ajo… y a tener resina…, ya que la cuestión no tiene visos de mejorar, al contrario, con el tiempo empeora.
Amigo Antonio, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, me valgo de esta ocasión para enviarte un fuerte abrazo, ya que hace algún tiempo que no tengo la satisfacción de departir contigo y comunicarte que compartimos un lejano parentesco ya que el segundo apellido de tu nombre es el mismo que el segundo de mi madre.
