Escribo este artículo después de leer la noticia de que la mayoría de los representantes de los partidos políticos con representación parlamentaria aceptan sentarse a dialogar y buscar un gran acuerdo de país para la reconstrucción, después de los efectos del coronavirus. Especialmente me alegro que el principal partido de la oposición, el PP, finalmente acepte y se realice en el seno del Parlamento como propusieron. Lo importante es mirar los intereses de los ciudadanos y lo de menos la fórmula utilizada, ya que lo necesario es que las medidas lleguen a los segovianos/as.
Deseo que se consiga, sinceramente, aunque leyendo lo que algunos representantes del PP en la provincia publican en sus redes sociales, como la llamada a la insurrección del alcalde de El Espinar o en esta misma columna semanal el diputado en el Congreso, sus exabruptos, parecería que hay dos almas que no encuentran “alivio divino” en la estrategia general de los populares.
Pero quiero esta semana plantear, como llevo haciendo en las últimas, otro debate que creo importante para el futuro cercano, después del Covid-19, como es el referido al modelo que como sociedad queremos implantar en las residencias de mayores para conseguir las mejores cuotas de bienestar y atención a la generación que ha dado todo durante su vida para construir lo que ahora tenemos.
Esta pandemia ha evidenciado que estos centros se han configurado como los de mayor vulnerabilidad para el contagio y con signos evidentes de necesarias mejoras. El número de fallecidos es dramático, aprovecho en transmitir mi pésame a las familias en estos difíciles momentos, y la sociedad debe decidir si se opta por un modelo de calidad asistencial, con el suficiente personal, con personal médico y enfermería o por el contrario se opta por un modelo de segundo nivel.
Es interesante leer y analizar las recomendaciones de la Sociedad española de Geriatría y Gerontología, hacia las comunidades autónomas para establecer un plan de atención, además de ser necesario que las consejerías de Sanidad y Familia, trabajen de forma coordinada en estos centros.
Creo también que se debe valorar en el debate de modelos, la opción de un modelo público, uno privado o uno mixto pero con control de los responsables públicos.
Recuerdo muchas veces los debates parlamentarios en las Cortes de Castilla y León, sobre el modelo de ervicios sociales y los “sobresalientes que se multiplicaban por doquier para ser utilizados como paraguas político”, o los de hace pocas semanas de bajada de impuestos a quien más tiene. Honestamente creo que es tiempo de trabajo y debate reflexivo, serio para avanzar con mejoras. A ello invito.
Termino con un reconocimiento al trabajo de los profesionales de estos centros y a su disposición en estos difíciles momentos. También a los de la ayuda a domicilio que han demostrado su vocación de servicio en unas condiciones complicadas.
#EsteVirusloParamosUnidos.
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(*) Diputado de Segovia por el PSOE.
