El lunes se declaró oficialmente iniciada la XIV legislatura en las Cortes Generales con la presencia del jefe del Estado, Felipe VI y los parlamentarios, diputados y senadores que como signo de normalidad democrática así lo decidimos. Siempre respeté las diferentes opiniones o ideologías, así como los ritos constitucionales históricos y en este caso de “apertura solemne” del trabajo parlamentario.
Después de las múltiples muestras de la derecha y la ultraderecha de no aceptación del resultado electoral, de la legítima conformación de un gobierno de coalición por primera vez en España, de la firma de acuerdos públicos entre partidos políticos para la investidura del presidente Sánchez, de los síntomas de crispación permanente, manipulación, ‘fake news’, exageraciones, insultos, etc. tuvo que ser el Rey el que en sede parlamentaria pidiera a los partidos recuperar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones y reclamar “acuerdos”, muy en sintonía con el discurso de investidura de Pedro Sánchez.
El monarca recalcó que “España no puede ser de unos contra otros” y “la Constitución es el lugar de encuentro de los diferentes modos de sentir España”, reclamando “diálogo y generosidad”. “La esencia del parlamentarismo es el acuerdo”, ha subrayado.
Escuchar al jefe del Estado desmontar los “discursos ultras y rancio-excluyentes” de estos meses de los “patriotas de hojalata” apelando a la inequívoca vocación integradora e incluyente, a la vez que respetuosa con nuestra pluralidad y diversidad territorial, y España como un lugar de encuentro de diferentes modos de entender y sentir nuestro país, me parece incluso para los “republicanos” un mensaje muy interesante y que comparto.
Llegó la hora de la palabra, del argumento y de la razón, desde el respeto recíproco para la convivencia, el diálogo, la responsabilidad y el acuerdo por la ciudadanía.
——
(*) Diputado del PSOE por Segovia.
