El director irlandés Jim Sheridan, cronista de la historia de su país, del conflicto del Ulster y de la emigración, ha reivindicado “el cine emocional” frente al más visual y técnico de algunos autores clásicos y de los productos desarrollados por las plataformas de contenidos online.
“Hay dos mundos en el cine: el de las mediciones de luz o las marcas en el suelo y otro más emocional, algo que en el cine es lo más difícil de transmitir, pero también lo más importante”, ha aseverado, para ejemplificar esta complejidad en las obras policromadas de Museo Nacional de Escultura.
El director ha visitado Valladolid con motivo de la espiga de honor que recibirá en la gala de clausura de la 67ª edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, que tendrá lugar el próximo sábado en el Teatro Calderón.
Un galardón por el que ha afirmado sentirse “muy honrado”, en un certamen que ha valorado no solo por su dilatada historia y los artistas que han pasado por él, sino que se trata de un festival que nace “con valores espirituales” en lugar de otros que se fijan “más en lo comercial”.
“Hay una cierta afinidad entre España e Irlanda, probablemente, por su historia y por la Iglesia católica, creo que la gente entiende nuestra Historia y que nuestras películas funcionan muy bien en España e Italia, mejor que en Francia y el norte de Europa”, ha opinado.
Sheridan, ganador de seis nominaciones a los premios Óscar, tres candidaturas a los BAFTA y dos nominaciones a los Globos de Oro, entre otras distinciones, se dio a conocer por el gran público con la película ‘En el nombre del padre’ (1993) sobre el conflicto de Irlanda del Norte.
También fue el descubridor de Daniel Day Lewis, con el que ha trabajado en tres filmes, y que en sus comienzos de “director novato” le ayudaba a pasar desapercibido porque todo el mundo se fijaba en aquel “loco” que ocupaba toda la escena.
Del oscarizado actor ha subrayado su manera de actuar que no se basa en imitar a personajes, sino en “honrar las vidas de las personas que él toma prestadas”, como la de los niños con parálisis cerebral para su primera película juntos, ‘Mi pie izquierdo’, en la que siempre mantuvo una relación de respeto y cuidado hacia con ellos.
“Hay otra percepción de los actores más espiritual, más chamánica, que se remonta a la civilizaciones antiguas en la que el druida tomaba otras formas y llevaba conocimiento al resto de la tribu”, ha explicado en referencia a Lewis, del que ha añadido que su compromiso siempre estaba por encima del resto, “parecía que había salido de otro mundo”.
Sheridan ha reflexionado sobre “las cosas que se dan por hechas en el cine comercial”, como la licencia para matar de 007, que ha llevado al público a no cuestionar las narrativas que salen de esos largometrajes y que el cine digital ha elevado a un nuevo nivel.
